domingo, 9 de noviembre de 2014

EL PODER DE LA AVARICIA




El deber de hacer el bien, el placer de ir por derecho, la felicidad de respetar y de saber que en cada acto hay honestidad. Saber que no se es abusivo sino justo, entender que se interviene para ayudar, para solventar cuestiones o problemas. Sobre todo esto se levanta todo un código del honor y del respeto que le hace a uno feliz y vivir más tranquilo; sabiendo que se hace todo cuanto se sabe y se puede. Son pautas de conductas que no se limitan al interés particular sino al colectivo, porque todos tenemos los mismos derechos y obligaciones, como principio de la igualdad bien entendida.
No tiene sentido dar pasos en falsos, no merece la pena seguir andando si el destino lleva implícito el engaño y la insatisfacción de los demás. Los demás son tan importantes como uno mismo, sus vidas valen tanto como la de uno mismo; ¿por qué creer que somos más importantes que los otros? Aquí estamos para completarnos cada uno de nosotros con la ayuda de los demás, así que nuestra mente sea cristal transparente y nuestra mirada puro sentimiento de amor, nuestra boca siempre esboce una sonrisa que ofrecer a los demás y nuestras palabras solo sean delicadas apreciaciones de los otros.
Hay que vivir de verdad, hay que enjuagarse la boca para hablar y hay que calmar la mente antes de hacerlo, para no dañar a nadie. Hay que desear abrazar, amar, acariciar, besar y mostrar toda la emoción y sentimientos que experimentemos. ¿Sirve para algo ocultarlos, ha valido para algo vivir con la coraza que hemos fabricado?, cuan más hermoso no es vivir abierto, accesible, disponible y lleno de amor hacia uno mismo y todos los que entran en nuestras vidas.
La vida es pura magia y nos conduce casi sin darnos cuenta, nos entrelaza con personas y situaciones, de las que apenas adivinamos su sentido. Aunque sospecho que esas personas y situaciones nos son necesarias y por eso nos llegan, entran en nuestras vidas, nos abordan, se despliegan ante nosotros para que experimentemos y aprendamos. Aún siendo aparentemente desagradables, son imprescindibles, las atraemos para experimentar y completar algo de nosotros. Por tanto, no rehusemos, no las temamos o evitemos, por el contrario, mostremos interés, curiosidad y actuemos atentos para aprender y comprender qué lleva implícita tal situación.
Hacer lo correcto, hacer el bien, no es ser tonto como muchos creen en esta sociedad de listillos que predican con un ejemplo nada aconsejable. Cuidar las formas y obrar desde los valores más humanos es haber llegado más lejos, no así el que aparentemente parece estarlo porque le distancia el ficticio poder del dinero mal empleado. El dinero no tiene nada de malo en sí mismo, solo es papel o plástico, no hace mal a nadie, es cuando se convierte en el centro de la vida de alguien y la avaricia es tal, que ya no importan los procedimientos ni el mal provocado para conseguirlo; es en ese instante cuando se ha equivocado uno del todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

CUALQUIER DÍA ES BUENO PARA MORIR

CUALQUIER DÍA ES BUENO PARA MORIR

Mis tres primeros libros

Mis tres primeros libros

SOMOS LA LOCOMOTORA DE LA CORRUPCIÓN DE LA UE

SOMOS LA LOCOMOTORA DE LA CORRUPCIÓN DE LA UE
Volumen 1, 2 y 3

NOVELAS CORTAS DE FICCIÓN

NOVELAS CORTAS DE FICCIÓN

CRÍTICA SOCIAL-POLÍTICA 2016

CRÍTICA SOCIAL-POLÍTICA 2016

TRABAJO INTERIOR

TRABAJO INTERIOR

UN POCO DE MÍ

UN POCO DE MÍ
Críticas y soluciones