¿Alguna vez será posible que haya
hombres o mujeres situados en los gobiernos de España, que sean capaces de
permanecer en el puesto de una manera objetiva, con un comportamiento ajeno a
sus propios intereses?, esta podría ser una clave para resolver la situación de
crisis de imagen y de consideración que sufren los políticos.
¿Qué tipo de personas han de ser
para mirar por lo ajeno, obviando sus ambiciones particulares?, visto lo visto,
van subiendo en la escala de poder, y se van pringando hasta las cejas.
¿Qué clase de estructura interna,
o vericuetos tiene el camino hacia las posiciones más altas, que corrompe a las
personas?, claro que para que uno se corrompa existe la autorización de uno a
ser corrompido. Siempre existe la posibilidad de decir: “por ahí no paso”, y
por supuesto hay dos opciones: denunciarlo o marcharse.
Mecanismos los hay, por qué no
los utilizan, ¿les es más rentable mirar a otro lado y engañar a los ciudadanos?,
debe ser así cuando casi todos los tocados no lo denuncian y si continúan en el
cargo, e incluso ascienden ocultando el delito y su nueva condición de
corrupto.
La raza de hombre puro, honesto,
sincero, y entregado a la causa que justifica su trabajo político; trabajar
para procurar el bien de los ciudadanos que componemos una sociedad,
gestionando con pulcritud y transparencia, lamentablemente casi ha
desaparecido.
Diremos casi, como he hecho, para
dejar la puerta medio cerrada, pero con la abertura suficiente para que
aquellos que no se sientan en el grupo de indeseables, puedan empujar la puerta
y pasar. Siempre estará la puerta medio abierta para esas personas integras y
honestas, solo hace falta que se les vean. Los ciudadanos estamos esperando y
seguiremos haciéndolo, pues como todos saben estamos vendidos, no valemos nada
o casi nada para el sistema actual, nuestra palabra es ignorada o casi, no contamos
para la élite más que como peones de su fábrica de hacer dinero.
Estamos deseosos de que asalten
el poder personas de esas características, que den ejemplo desde su llegada,
denuncien al poder del dinero cuando les aborden con causas injustas y turbias,
que lo digan públicamente, que les frenen demostrando su entrega a los
ciudadanos. Mostrando la importancia que para ellos tiene su misión de gestor
de la opinión de todos nosotros, y su labor de procurador del bienestar
general.
Necesitamos personas que rompan
el sistema rancio que existe ahora, la estructura de leyes obsoletas nada
acorde con las necesidades de estos tiempos, que desmantelen el tinglado de
connivencia con los poderes monetarios, y que no se arrodillen ante ellos.
Necesitamos personas que desde la
mañana a la noche trabajen en equipo para proyectar una sociedad productiva,
que llegue a ser autosuficiente para abastecer de puestos de trabajo y riqueza
a toda la población. Dinero hay, lo que hay es que emplearlo bien, y en lo que
es necesario para la población.
Hay un dicho: “La avaricia rompe
el saco”, y ya es momento de que se rompa el saco, que reviente, y que de paso
al nuevo orden, a la nueva calidad de personas, a un sistema más equitativo,
más justo, y más enfocado a los objetivos y necesidades del país.
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