Tenemos unos medios de
comunicación formidables, los tenemos al alcance de todos, son relativamente
fáciles de manejar, y por supuesto representan una posibilidad de aportar. Al
menos, yo trato de hacer uso de ellos para dar algo, para verter una idea, para
compartir ideas, sentimientos que tal vez muevan algo en alguien, y este a su
vez hace parecido con otros, etc.
Tenemos las redes sociales como
un motor potente de expansión de datos compartidos, si nos sirviéramos de este
bien universal para aportar, para aprender, para motivarnos, para proyectar y
ponernos de acuerdo en acciones a llevar a cabo, recuperaríamos el poder que
nos corresponde en la sociedad.
Si nos servimos de estos medios
para portar positividad, para valorar a los otros, para amar a los otros, para
hacernos mejores personas, para ayudarnos en todo aquello que pudiéramos necesitar;
sería maravilloso. Lo tenemos a nuestro alcance, y una vez más depende de
nosotros.
Se me ocurre que podríamos poner
en común un tema o soluciones para paliar el paro, por ejemplo. Muchos de los
participantes de las redes pueden ser empresarios, otros desempleados, unos
pobres, otros ricos. Veis como al haber de todo, existe la posibilidad de que
encajen unos en otros, pero yo oigo a muchos de su preocupación de salir a las
redes, y preguntan: ¿Lo que yo publique, quién lo puede ver?, y yo siempre me
digo lo mismo, claro desde mi ausencia de preocupación en ese particular: “Si
salgo a la red, salgo con todas las consecuencias”, yo se cuales son mis
intenciones, y como no voy a hacer daño a nadie, espero recibir igual trato de
los demás; porque de lo contrario no se vive.
En la red se puede ver mi
curriculum, no me importa que la gente sepa que busco trabajo, pues de lo
contrario tengo menos ocasiones de que alguien me estime como un trabajador
adecuado para su organización, y no se hace mal comunicando tu situación, lo
que quieres o necesitas, porque en cualquier momento te puede llegar la oportunidad.
En otros escritos anteriores, he
expresado mi gusto por escribir, seguro que muchos sabréis que me gustaría
escribir profesionalmente, como medio de vida, claro que lo sabéis. Igualmente,
que en otros escritos he reconocido el reciente descubrimiento de mi vocación
docente. ¿Hago mal en publicarlo?, creo que no, la vida da muchas vueltas y
aunque las oportunidades fabulosas estamos acostumbrados a verlas en Hollywood,
no pierdo la esperanza. Todo lo que puede pasar es que me quede como estoy, y
ya lo acepto.
Tenemos el medio para
proyectarnos, para decir lo que tenemos necesidad de decir, y aunque no nos
vean las caras, yo al menos trato de ser respetuoso con lo que propago; e
intento que sean mensajes que nos despierten, que puedan aportarnos algo, al
menos lo intento aunque no siempre he de conseguirlo.
Tenemos una calidad humana para
ponerla a prueba, y unas capacidades por desarrollar que nos llevarán a donde
queramos. Cuando rompamos la timidez, el miedo y nos atrevamos a asomarnos a la
vida, ella nos está esperando. Si vivimos desde el corazón, los chascos son
gordos si espera recompensa, pero si das porque lo deseas, sin esperar nada a
cambio la expansión puede ser infinita.
Brindo por ti que estás leyendo,
brindo por la humanidad durmiente, brindo por los diferentes niveles para que
lleguen a unificarse en cuanto a calidad de la energía. Brindo para llegar a
ser cada día mejor, más compasivo, más
amor.
Brindo por el entendimiento de
las personas del mundo, brindo para que finalicen las guerras, el horror, la
pobreza que imposibilita vivir a parte de la humanidad.
Y termino que me emborracho de
tanto brindar.
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