En esta semana la delegada del
Gobierno, Cristina Cifuentes, atacó a la PAH (plataforma de afectados por las
hipotecas), teniendo la mala fortuna o idea de compararla con el entorno de la
banda Terrorista ETA. Estas afirmaciones públicas son inaceptables, pues
sencillamente se le ve por donde va, al menos como la interpreto, quiere o
desea que tachen las acciones de dicha plataforma de ilegal, para que le prohíban
manifestarse. Esto es lo que desearía este Gobierno, que ya ha declarado en
otras tantas ocasiones, a colación de las huelgas, repetidas huelgas que se les
llevan hechas a la fatalidad de gestión realizada por este Gobierno, que se
debería sacar una ley para regular el derecho de huelga.
Siempre hablan cuando le empiezan
a ver la oreja al lobo, ellos acostumbrados a estar respaldados por la policía,
porque es suya, les defiende aunque estén masacrando el bienestar de la
población, y atacan o cargan contra los ciudadanos a su orden. Pero cuando los
ciudadanos dan un paso más, y ejercen presión, cuando ellos se ven cara a cara
con la ciudadanía sienten miedo, y hay que tachar la lucha legal de una
plataforma contra el vandalismo del sector bancario, de poco menos que
kaleborroca, como si se estuviera incitando a poner bombas, a asesinar
personas, o se estuviera destrozando escaparates, mobiliario urbano o quemando
autobuses.
No defiendo una manifestación de
insultos e irrespetuosa, pero que se ponga un grupo enfrente de la casa de un
político para recordarle, cada vez que entra y sale, de su irresponsabilidad e
ineptitud, del daño que su dejadez en las funciones para las que fue elegido
provoca en la población, que sienta la presión del pueblo y la vergüenza de su
complicidad con el poder monetario; claro que si, si ahora y si siempre.
Hay personas que se ganan lo que
les pasan a pulso, y como toda acción tiene unas consecuencias, pues tendrán
que aprender a vivir con ellos, o democracia va a ser solo lo que ellos
quieran, que fueron elegidos para defender un programa electoral que se han
saltado a la torera, ¿Eso es democracia?, ¿ignorar la decisión del pueblo que
te lleva por mayoría al poder, es democracia?, ¿acaso es voluntad del pueblo
perder todos los derechos laborales como nos ha sucedido?, que nos bajen los
sueldos, que se arruine la clase empresarial del país, que perdamos los
trabajos una gran cantidad de ciudadanos, que nos quedemos sin ingresos, que
perdamos el bienestar social ganado con años de lucha. Todo esto lo ha decidido
un gobierno que gobierna ilegalmente porque al segundo día de estar en el
poder, si comprobó que no podría gobernar para el proyecto para el que fue
votado, tenía que haber salido, por vergüenza, por honradez y honestidad. Pero
estos valores se ve que no va con una gran mayoría de la clase política, que
solo rivaliza, legisla y polemiza para agarrarse al poder.
Sra. Cifuentes, si esta situación
es incomoda para los diputados, imagínese como estamos los ciudadanos con
vuestras políticas de connivencia con los poderes monetarios.
Hay otras declaraciones, que nunca
me las esperaba de la Sra. Rosa Diez de UPyD, calificando de vil y cobarde la
acción de protestar ante la vivienda de un diputado. Le digo a ella lo mismo
que he expresado anteriormente, que la ciudadanía está sufriendo mucho, se está
empobreciendo, nos hemos metido en una espiral de caída en picado, pero que
estemos así tiene unos autores, unos responsables que se han dejado llevar por
los vientos del dinero y de Europa. Hay que obedecer pero hasta cierto momento
en el que se produce la miseria a su gente, y se endeuda el país hasta las
cejas, o mientras se ataca a las personas que no pueden pagar su hipoteca, tirándolas
a la calle amparándose en una ley injusta y obsoleta, incumpliendo las
recomendaciones europeas, para defender los intereses de los amigos los
banqueros, ¿eso si es digno, eso no es vil y cobarde?, ¿por qué no va el
banquero solito a echar a la familia? En este país la policía, el gobierno y la
justicia están, en estos casos, al servicio del euro sin importarle un pito la
dignidad de las personas, sin respetar en absoluto el sufrimiento ajeno. Para
esto si se puede entrar en la casa de un ciudadano, no hay que respetar sus
vivienda porque no es diputado, y se echa a la gente mayor y niños a la calle,
por las buenas o por las malas, no importa con tal de hacer cumplir la
inamovible ley que ustedes los políticos no movéis para respaldar a vuestros
amigos los banqueros, y os paguen la próxima campaña electoral.
Ya os lo han dicho manifestación tras manifestación,
no os queremos, no nos representáis.
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