Esta mañana acudí a la oficina
del SAE de Carmona, y estaba llena de público que llegaba a la misma puerta, yo
era uno de ellos, les miraba y me decía: qué se podría hacer para dar empleo a
tanta gente joven y menos joven, necesitada de empleo. Cómo no pone en marcha
cada Ayuntamiento una genialidad, que facilite el empleo de las personas de su
término territorial. Cómo es posible que seamos tantos los que hemos perdido el
empleo, queramos trabajar y no encontremos la manera de hacerlo.
Se podrían habilitar comedores
para aquellas personas, que demostraran que sus ingresos son insuficientes con
respecto a sus gastos. Esta tarea sería fácil de comprobar por parte de la
administración, y ayudaría sobremanera a muchas personas que no saben por donde
tirar, pues van viviendo de lo que le dan sus familiares, amigos y vecinos. La
administración se está amparando en esta salida solidaria de las personas
cercanas, pero estas no son formas de acoger a los ciudadanos, en momentos como
los que estamos padeciendo.
En situaciones apretadas como las
que vivimos, la principal solidaridad tendría que partir de los ayuntamientos,
diputaciones, gobierno, etc., es de obligado compromiso hacer piña, optar por cuidar
y salvar a la gente. Inventar formulas, poner en marcha sistemas especiales de
amparo social, como puede significar el habilitar comedores, mediar por las
personas ante entidades, proteger a los ciudadanos, estar más cerca que nunca
de la población; escucharles y poner soluciones, aunque fueren pequeñas
soluciones. Con la suma de muchas pequeñas iniciativas, seguro que se arreglan
muchas lamentables situaciones.
El problema será el de siempre,
según argumentarán, el dinero, la falta de recursos para llevarlos a cabo; pero
con la voluntad suficiente sí se podrá recortar de aquí y de allá para una
causa tan justa y necesaria. Se podrá tener más o menos, pero sin comer no se puede
estar, y cada día oímos casos de niños que van a la escuela sin desayunar
porque no había nada, que llevarse a la boca, en sus casas. Niños que tan solo
comen al mediodía si se quedan al comedor del colegio, esto es inaceptable y
requiere una intervención de las autoridades que pongan en marcha un plan que
palie este signo de pobreza casi extrema en algunos casos.
¿Dónde está el celo del
cumplimiento del deber, y el amor a sus ciudadanos? Con lo hermoso que es hacer
un bien para provecho de aquellos que lo necesitan, cómo se llena uno
interiormente de poder ayudar, qué emoción tan grande se manifiesta cuando te
sientes tan útil. A mi se me caería la cara de vergüenza y no podría mirar a la
cara a mis vecinos, si ostentara un cargo de gobierno y dejara pacientemente
sin auxilio a los que más me necesitaran. Pienso que el ejemplo ha de comenzar
por uno mismo, y me sería imposible vivir como si conmigo no fuera. Viviendo
sobrado, y muchos sin tener medios, trabajo, embargados, etc.
Por detrás de lo que se ve hay
más, mucho más, porque como ustedes saben es difícil que la gente, por vergüenza,
esté mostrándolo todo. Siempre nos reservamos, no lo decimos todos, al menos
muchos lo hacemos, metámonos todos. Por esto pienso que el drama ha de ser más
horrible, del que parece palparse, en el seno de las familias.
El momento bien merece un poco o
un mucho de inventiva por parte del conjunto de la población, vayan por delante
los gobernantes como primeros responsables de enmendar la situación. Los
banqueros que tienen que solidarizarse y no solo ganando dinero, que a ellos ya
les han aportado cuando no les correspondía por ser sociedades privadas. Los
empresarios deberían hacer un poco de hueco para dar algunos puestos de
trabajos más, y todos tenemos que arrimar el hombro, pero no como nos han
exigido: hombros, salarios, empleos, viviendas, etc., poniéndolo todo mientras
otros siguen sin dar ejemplo. ¿Hasta cuando de esta manera?
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