Hoy mi escrito va en honor de los
menores que están obligados por las circunstancias, que les rodean, y les
obligan a vivir momentos que no les corresponden a su corta edad. En relación a
esto, quiero mostrar mi desacuerdo e indignación con la obligación a trabajar
de los niños, en lugar de estar formándose en las escuelas y jugando con otros
niños, que es lo que corresponde con sus cortas edades.
Hay otras atrocidades que se
hacen con los menores, vulnerando todos los derechos y las leyes, que
garanticen la protección de los más indefensos, como son los pequeños. Hay
países que militarizan a los pequeños, les hacen “hombres” cuando solo son
niños, les obligan a odiar, a herir y matar. Todo esto ha de hacer un daño
terrible, y tal vez irrecuperable, en una mente que se está formando, que no
tiene la maduración necesaria para vivir el horror de la guerra y de sus daños
colaterales.
Otros países han fomentado, de
algún modo, la explotación sexual, obligando a prostituirse a los menores, como
único medio de aportar dinero a sus familias. Prestando un servicio depravante
a lo que se ha dado en llamar turismo sexual al servicio de adultos
degenerados, que buscan estímulos diferentes, pero vejatorios para los menores,
que no están preparados ni físicamente, ni psicológicamente, para asumir esa
situación.
Además de las tramas existentes
que posibilitan estas ilegalidades, la humanidad soporta otras formulas
trágicas, que sirven para ganar dinero sucio, y entre estas tengo que hablar
del trafico ilegal de personas, en este caso de menores, mediante raptos,
ventas de seres, o extracción y venta ilícita de órganos.
De nuevo, y como he comentado en
otros escritos, el mundo desarrollado, acomodado, con su mente puesta en sus pretensiones
suntuosas, en su consumo de muchas cosas innecesarias, ignora consciente o no,
irresponsablemente, esta situación mundial que castiga a los menores que se ven
obligados a esfuerzos diarios impropios de su edad.
Se sabe que países como: India,
Brasil, Tailandia, Vietnam, Haití, Cuba, Senegal, etc., son zonas de la Tierra
que concentran casi la totalidad de todas las infamias que se están cometiendo
con este colectivo indefenso al cual se le está destruyendo, o al menos
provocando un daño irreparable, que va a condicionar la vida de los menores
implicados en estas explotaciones. Esto les anulan como seres humanos, les
niegan una vida digna, les han robado la infancia a cada uno de esos niños,
mientras que los Estados hablan y hablan, pero hacen poco o nada por poner fin
a este terrorismo infantil. Hay
demasiada tolerancia, se aplica una diplomacia inexplicable entre gobernantes,
y el resultado es que sigue la explotación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario