Ya que el Gobierno es el que fija
el Salario Mínimo Interprofesional (S.M.I.) como cuantía de la retribución
mínima que percibirá un trabajador, referida a la jornada legal de trabajo. Y
puesto que si el Gobierno fija este salario, dando la posibilidad que pueda
haber empresarios que acuerden abonar esta miserable cantidad a uno de sus
empleados. Por otro lado, salario con el que no se puede vivir, por lo ridículo
de la cantidad de dinero que representa, con el que no se puede sacar adelante
una familia. Me pregunto, ya que estamos en momentos difíciles, por qué los
miembros del Gobierno no prueban su propia medicina, y se aplican en lugar de
sus millonarios sueldos, su burlesco S.M.I.
Señores políticos traten de vivir
con 645,30 € que ustedes consideran oportuno y justo salario mínimo
interprofesional. Como ustedes saben, el resto de la zona euro equiparable con
el que siempre ha sido nuestro nivel económico, tienen un S.M.I., que sobrepasa
los 1.200 €. Ustedes han decidido que seamos los pobres de Europa, no pudiendo
compararnos con países como: Luxemburgo, Bélgica, Irlanda, Holanda, Francia o
Gran Bretaña.
Ustedes, nuestros empleados y
gestores de nuestras decisiones, no solo no cumplen con las que deberían ser
sus obligaciones, sino que no dan ejemplo. Debieron ser los primeros en
aplicarse el S.M.I., acaso no son trabajadores, e incluso como se presupone su
trabajo es vocacional, y no están en política por el dinero como dijo nuestro
presidente, y puesto que son tan buenos profesionales, en momentos críticos
sería razonable hasta que dejaran de cobrar del erario público, y alternaran
sus actividades políticas con las profesionales privadas.
Otra vergüenza en nuestros días
son las prestaciones por desempleo, las ayudas que han fijado cuando están se
agotan, son sencillamente un insulto. Cómo es posible que se pretenda que una
familia viva con 426 €, que no puedan hacer ningún trabajo ocasional mientras se cobra esta limosna. En su lugar,
por qué no se propician las condiciones adecuadas para que se fomente el trabajo,
en vez de oír a la C.E.O.E. (Confederación española de organizaciones
empresariales), cuyos presidentes, en los últimos años, no dejan de arrimar
ascuas a su sardina, piden más reformas laborales, y todas ellas van en el
mismo sentido: menos salario, menor costo de los despidos, trabajar más horas,
retraso de la edad de jubilación y dejar sin efecto los convenios. Resumiendo,
mayor poder para el empresario y menores derechos de los trabajadores frente a
aquellos.
Esto lo vienen haciendo nuestros
gobernantes, nuestros empleados, las personas que una parte de la población
eligieron en las urnas para que nos siguieran conduciendo por la senda del
bienestar social, que es lo que todos esperábamos. Sencillamente hemos sido
engañados por un partido político que presentó un programa electoral lleno de
esperanza, pero que ha incumplido del principio al final. Aún peor, no nos han
dejado como estábamos, sino que la situación económica ha empeorado mucho,
tenemos más corrupción política, más dinero en paraísos fiscales, más paro,
peores recursos para sanidad y educación, menor consumo, mayor número de
empresas que cierran sus puertas porque no venden lo suficiente como para hacer
frente a sus obligaciones. Los impuestos suben, aumentan los impagos, los
desahucios, las manifestaciones de todo tipo, solo falta que le crezcan los
enanos a este Gobierno.
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