Se acerca el encuentro con los
que un día me sentí muy unidos, con los que tuve toda la confianza, con los que
han sido mi familia, y todo ello se truncó por motivos que no vienen al caso,
que ya han desaparecido, que no existen y que están olvidados. Solo queda un
vacío, una laguna que marcó la interrupción en la relación, pero este fin de
semana podré mirarles a los ojos de nuevo, sonreírles y abrazarles. Podremos
hablar, podré volver a oír sus timbres de voz, y todo esto hace muy especial
este encuentro.
Mi cuñado sin darse cuenta,
cuando sentí que era el momento de reanudar las relaciones, al menos por mi
parte, hice un acercamiento a través de Facebook, y él dijo entonces: “Esto es
un paso importante para la humanidad”, lo dijo bromeando como es su carácter,
pero yo se que la frase trascendía el contexto en el que se daba, porque lo que
se estaba produciendo era auténtico, obedecía al corazón. Por una chispa en un
lugar inadecuado se produce un incendio, del mismo modo que una pastilla tomada
a tiempo puede evitar un mal mayor. Hacer un gesto de amor, pienso que puede
unir a las personas, y esta actitud puede repetirse hasta librar a la humanidad
de una catástrofe o hacerla mejor. ¿Cómo saber que trascendencia pueden llegar
a tener nuestros actos?
Efectivamente, cuando algo se
encona, desde la cabeza se puede parchear, pero desde el corazón se diluye o
soluciona. Para mí este ha sido el caso, y claro no puedo por menos que
sentirme deseoso de que llegue el día, y quede totalmente cerrado este paréntesis
de incomprensión por ambos lados. Digo por ambos lados, porque aunque nos creamos
poseedores de la razón, habremos hecho algo que tampoco es del agrado de la
otra parte.
Mantener la enemistad no aporta
nada positivo a nadie, la incomprensión lleva a la confusión, y a las posturas
encontradas, al desgaste, a la ofensa, al disgusto y al dejar de disfrutarse
porque todos, en algún momento, le aportamos algo útil o necesario al otro.
Entiendo que desde el enfado, la tensión, la enemistad, etc., no se construye,
y nosotros somos artistas de la vida. Estamos para crear, para construir, y
cuanto antes aprendamos, mejor para todos.
¿Y si el otro no acepta la
reconciliación?, ese es su problema, yo no puedo manipularle su mente ni es mi propósito.
Yo le ofrezco amistad, perdón, olvido de lo sucedido, y le brindo mi casa abriéndole
la puerta. Esto es lo que he hecho de un modo sincero, si no acepta es su
problema, y no me enojaré porque haga uso de su libertad.
Los errores están para aprender
de ellos, puede ser hasta un derecho el equivocarse, dependiendo de que se
trate, pues es muestra de que se está experimentando.
Cuando se comprenden muchas cosas
como las recogidas en este escrito, o aquellas que reitero en otros, solo es
posible el cambio mediante la actuación en coherencia.
Mis brazos y mi corazón están
abiertos.
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