Los ordenadores se han hecho
partes integrantes de nuestras vidas hasta tal punto que cuando te faltan, te
das cuenta de que te quedas sin conexión con los demás, se interrumpen tus
hábitos de comunicación: Facebook, Twitter, emails, búsquedas en Internet, etc.
Mi ordenador, es viejecito el
pobre, me ha prestado un buen servicio, pero ya está pidiendo a gritos la
jubilación, y día si, día no, le sale algún achaque nuevo, está delicadito. Por
eso, me estoy dando cuenta de todo el servicio de comunicación que a diario
uso, que él me facilita, y de cómo se siente uno sin este compañero.
La informática tiene sus
vericuetos que no entiendo ni pretendo alcanzar, pero comprendo que esta
ciencia junto con el hardware y software adecuados, virtualizan casi cualquier
cosa. Nos hace ver como reales todo aquello que conocemos e incluso cosas
ficticias o inventadas, que son representadas con toda clase de detalles.
Es increíble que una combinación
de unos y ceros, un lenguaje binario, propio de la electrónica digital sean
capaces de crear o reproducir imágenes con la perfección y dinámica, con la que
son presentadas en las pantallas.
La técnica es maravillosa, es el
progreso y el futuro, pero lamentablemente muchos países parece que no se han
dado cuenta de la importancia de este extremo, y no invierten lo suficiente en
investigación y desarrollo de las diversas técnicas y ciencias, en aquello que
todos habremos oído alguna vez: I+D+I (Investigación, desarrollo e innovación).
La industria se mueve y crece con
I+D+I, cualquier sector empresarial, de la rama o actividad que sea depende de
este valor añadido para ser más competitivo, para dar un mejor servicio, para
que sus productos sean más funcionales, o para dar soluciones a problemas que
plantea la sociedad. La clave está en los estudios y las investigaciones, en
las patentes conseguidas que generan riqueza cuando son adquiridas por grandes
multinacionales, que se dedicarán a fabricarlas y hacerlas llegar a una gran
parte de los ciudadanos.
Dentro de todo este maremágnum,
la informática se hace imprescindible, porque la informática se usa para el
diseño en primer lugar, para simular cuando se cree haber descubierto un nuevo
producto, posteriormente regula y da ordenes a la máquina o máquinas
responsables de la obtención del producto o de las diferentes piezas que lo
integrarán. Es así en la industria, no solo están los ordenadores en la oficina
para llevar la contabilidad, hacer escritos, etc., sino que también están en
cada una de las secciones de la industria. Se encuentran integrados en las
máquinas de producción analizando valores que le llegan de innumerables
sensores, que regulan diferentes parámetros, y a su vez esta computadora o
unidad central, o cerebro de la máquina, envía ordenes a los actuadores para
realicen las diferentes funciones programadas.
Sin la informática la electricidad
y la electrónica, casi estaríamos todavía en los tiempos de los artesanos, o
todo se haría a mano, o nos serviríamos de útiles, porque no me atrevo a
llamarles máquinas, que impulsados por energía humana o animal, nos ayudarían a
conseguir ciertas formas, pero poco más. Por eso el siglo XX ha significado un
antes y un después en la evolución industrial, comercial y productiva en el
mundo. Ha sido un salto enorme, cuantitativo y cualitativo, pues se ha podido
fabricar masivamente, en cadena, y con una perfección antes desconocida.
Bueno y todo esto ha surgido
porque mi ordenador está pachuchito, y no se si lo tendré que jubilar prontito,
porque un día va y otro dice que no. Así que no siempre puedo entrar y
comunicarme como quisiera. De cualquier forma, hoy me lo ha permitido, y
comparto este escrito con todos ustedes, a quienes deseo un día muy feliz.
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