El tiempo pasa, y la humanidad se
va adaptando a los tiempos, a las nuevas tecnologías, a los avances científicos
y de todo tipo. La vida se hace una con todos los adelantos pues no son más que
parte de la misma, pero el Planeta se queja por el sobrante de residuos contaminantes
vertidos a la atmosfera, enterrados o echados a las aguas de ríos, mares y océanos,
que se generan para conseguir estos avances. Lo que se convierte en una práctica
peligrosa para todas las especies que habitamos esta parte del universo.
La humanidad es inconsciente de
lo que está provocando, cada cual fabrica aquello que pretende colocar en el mercado
con cierto descuido de las consecuencias de hacerlo. La elaboración de casi
todos los productos industriales, produce cantidades mayores o menores de
residuos, algunos de ellos reciclables y otros, al haberse obtenido de
reacciones diversas entre materiales diferentes, se vuelven altamente
peligrosos o contaminantes; y no se sabe como eliminarlos.
Faltan los estudios reales y
rigurosos para conocer qué se va a
fabricar, qué cantidad de residuos va a generar, de qué tipo, y lo más
importante: cómo se va reciclar si lo permite, cómo se va a tratar o si se
puede eliminar; cuál serán las repercusiones para el hábitat, el entorno, la
población tanto de personas como animales, para el medio ambiente en general.
A los proyectos industriales se
les adjunta una evaluación de impacto medio ambiental, que casi siempre sigue
un modelo ya preestablecido, que se copia y se adapta a la actividad nueva,
pero es muy ligero y poco descriptivo en cuanto a ahondar en los conceptos ya
expuestos anteriormente. Por supuesto todo lo negativo se trata de encubrir, y
pasar de puntillas por encima para que no rechacen el proyecto. ¿Y los técnicos
de la Administración cómo valoran los daños, repercusiones y consecuencias? A
veces, muchas veces se pasará la mano por ser un grupo industrial importante,
por ser conocido de alguien, o sencillamente porque va a ofrecer puestos de
trabajo, aunque a largo plazo lo que genera sea muerte.
España es rica en horas de sol,
en grandes espacios bañados por mares, en zonas donde azotan fuerte los
vientos, etc., y es por ello que debe investigar en la eficiencia de las energías
renovables, en la mejora de los rendimientos de los materiales empleados en
este tipo de instalaciones, que aprovechen la energía del sol, del viento o de las mareas. Somos
unos privilegiados con referencia al lugar geográfico que ocupa nuestro país, a
la cantidad de horas de sol, que siempre se ha explotado para traer turismo a
nuestras costas y al resto de las ciudades. ¿Por qué no nos metemos a fondo en
la investigación de las técnicas y aprovechamiento de estos recursos gratuitos,
supuestamente inagotables?
Estas energías limpias nos liberarían
de la dependencia del petróleo y de sus derivados, de la contaminación
resultante de su combustión, y nuestras ciudades serían más respirables, más
saludables, provocarían menos enfermedades alérgicas y respiratorias. ¿Por qué
nadie le da esquinazo al petróleo, por los grandes impuestos, por el gran
negocio que supone?
Hace muchos años que tenemos la tecnología
suficiente para no depender del petróleo y sus derivados. Se inventó un motor
que funcionaba con agua, otro con hidrogeno, eléctrico, con imanes, etc., pero
de unos han comprado las patentes y las han guardado en un cajón para que no
vean la luz, y otros lo llevan a ralentí porque el poderoso sector automovilístico
se resentiría tal como hoy lo conocemos, así como el conglomerado de países
productores de petróleo que no dejan títere con cabeza que vaya en contra de su
oro negro.
Hace tiempo vi unos vídeos, eran
nueve, acerca del coche eléctrico, se titulaba: ¿Quién mató al coche
eléctrico?, que les recomiendo que busquen en Internet, y ya en Estados Unidos,
si no recuerdo mal General Motor por los años 70 puso en la calle varios
vehículos eléctricos con una acogida y una eficacia fuera de lo común. Estos
vehículos eran mucho más económicos que los de combustión interna, no requerían
mantenimiento alguno, o sea no pisaban los talleres, pues no hay cambios de
filtros, ni de aceites o líquidos en cuestión, no hay averías pues son simples,
no tienen la innumerable cantidad de piezas de los automóviles actuales, y
claro se reunieron los grandes fabricantes que veían que esto terminaba con su
red de talleres y sus beneficios del cuidado y reparaciones, y fueron retirándolos.
Como saben en Estados Unidos,
generalmente no se compran coches, sino que se alquilan por un periodo de
tiempo, es como un tipo de renting pero a particulares, pues bien, tal como se
cumplían los contratos de los vehículos eléctricos no los renovaban los
fabricantes, los retiraban y los destruían. Así sencillamente, los pusieron en
la calle, ilusionaron a la gente, y posteriormente le quitaron el caramelo para
tirarlo a la basura.
Con esta mentalidad no nos puede
ir bien, pues el todo de esta existencia no puede ser las cuentas corrientes,
las cifras, los beneficios; tiene que existir el placer de hacer por hacer, y
el de hacer feliz a la gente.
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