Ayer tuvimos
que asistir a un nuevo, triste y lamentable, acto terrorista en Bruselas. Una
vez más tuvieron que morir personas inocentes, ante las reivindicaciones de
unos fanáticos, que ningún occidental comprende. Pero si buscaban propaganda,
los medios de comunicación que nunca aprenden, y que en muchos casos se
alimentan del morbo y el sensacionalismo, modificaron sus programaciones,
convirtiendo sus parrillas en programas especiales dedicados a relatar, casi
durante todo el día, los hechos ocurridos a las ocho de la mañana. Hubiera
bastado con haberlo comunicado como cualquier otra noticia en cada uno de los
informativos, pero no convertirlo en el epicentro de la noticia mundial, no
porque no tenga importancia, sino porque no se le puede dar la publicidad
esperada por los terroristas. Siempre se ha dicho que esto es lo que esperan
los malos, pero siempre se incurre en lo mismo… horas y horas de emisión de los
atentados. ¡No aprendemos!, o no queremos aprender.
Las personas
de bien, y sanas mentalmente, no queremos que estos incidentes sucedan, pero
con conocer que un acto terrorista yihadista ha afectado al aeropuerto de
Bruselas y a la estación de metro, situada en el barrio de Molenbeek, ya hubiéramos
tenido bastante. Una noticia escueta, presente en los informativos, pero sin
convertirse en propaganda del golpe dado a esta ciudad europea. Sé que no está
en el ánimo de los medios servir de propaganda, pero en la forma en la que dan
la noticia, el tiempo dedicado a ella, etc., inevitablemente, es publicidad de
estos locos, y digo locos no solo por los actos descerebrados que cometen, sino
porque no hay quien entienda que reivindican, por qué lo hacen, qué esperan conseguir,
o si con este terror ocultan otras formas de poder que pretenden hacerse dueños
del mundo. Hay demasiada unidad mundial para que eso pueda ocurrir, y mucho
menos triunfar. Hay demasiada fuerza militar, y demasiado armamento en el mundo
para permitírselo.
Quitarse la
vida porque uno está muy enfermo y sin solución, con grandes padecimientos,
etc., es hasta comprensible; pero truncar vidas, la de uno mismo y la de
personas inocentes, por un fanatismo acompañado de un lavado de cerebro bestial,
me parece una locura, un sinsentido y, sobretodo, perderse una hermosa vida,
para poder hacer con ellas cosas maravillosas, aceptar retos valientes,
desarrollarse como persona y profesionalmente, tener unos objetivos, etc. Lo
contrario a todo esto, es estar vacío. Tener lavado y centrifugado el cerebro,
no tener ninguna estima y respeto por la vida, no ser persona y no tener la más
mínima conciencia de la humanidad. Ninguna creencia o religión, que no sea mal
interpretada, ordena asesinar y asesinarse. Esos actos son contrarios a la vida
y al amor.
Bruselas está
herida y el dolor nos alcanza a todos los habitantes, medianamente conscientes
y equilibrados, del Planeta. Esas gentes quitan vidas, arrebatan lo que
físicamente está a su alcance, pero jamás podrán arrebatarnos la idea del bien
y del mal. Jamás podrán evitar que les condenemos por sus atroces actos, y no
podrán evitar que las defensas de todos los países del mundo les persigan y les
castiguen por lo que hacen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario