¡Qué alegría
levantarse, y ya tan temprano, la oscuridad se ha despejado! Miras por la
ventana y ves que ha amanecido. Es un placer que durará poco, porque vendrá la
norma absurda a jorobarlo, cambiará el horario y volveremos a echar el pie al
suelo con la oscuridad, y eso no mola. Nunca he entendido lo del cambio de
hora, aunque siempre nos han querido hacer ver que es por ahorro energético.
Vamos a suponer empresas que tengan diferentes horarios, a ver qué sucede con
ellas. En primer lugar una empresa que tenga horario de mañana y tarde, vamos a
suponer que entran a las 9h salen a las 14h, vuelven a entrar a las 16,30h y
salen a las 19,30h. Con ese horario, en estos momentos, no tiene que encender
la luz, excepto, quizá, la última media hora. Si entran una hora antes, no
tiene necesidad de encender la luz en toda la jornada.
Veamos ahora
una empresa con horario continuo, supongamos de 8h a 16h. En estos momentos no
tiene que hacer uso de la luz, pero cuando entren una hora antes es muy posible
que tenga que encender la luz esa hora. Y si la empresa comienza a trabajar con
anterioridad a las ocho de la mañana, peor aún con el adelanto horario, más horas
con la luces encendidas.
El siguiente
caso no merece ser estudiado, pues serían las empresas con horario veinticuatro
horas, a las cuales no les afecta el cambio de horarios.
Por último,
los centros comerciales, que abren ininterrumpidamente desde las 10h hasta las
22h. Estos necesitan encender, atendiendo a la luz exterior, desde las 19,30h
hasta que se marchan, pero no es real, puesto que estos centros comerciales
tienen todo el día las luces encendidas, como casi el resto de las empresas con
independencia de sus horarios. Cuando cambien los horarios van a seguir
consumiendo, poco más o menos, la misma energía.
Por tanto, es
incomprensible lo de los cambios de horarios, a no ser que se persiga un
componente oculto, que quedaría feo revelar: que se necesita al personal más
recogido, menos festivo, que es a lo que invita la alegría del día llena de luz
desde que uno se levanta. Es como si esa euforia fuera contraria a rendir en
las empresas, y la gente estuviera pensando más en divertirse, o preocupada por
lo que va a ser cuando salga, que en cumplir con sus tareas en la empresa. No
les quepan la menor duda de que la manipulación puede llegar a estos extremos.
Dense cuenta que salir para trabajar con un día tan hermoso, con esta luz de la
que disfrutamos por el sur, con magnificas temperaturas, sinceramente invita a
disfrutar de la vida, no a encerrarse entre cuatro paredes, y menos, a seguir
los dictados, o las presiones de algunos jefes pocos comprensivos.
Y como vivimos
en un país, en el que hace ya tiempo que las políticas son dictadas por ciertos
poderosos, aquí se hace lo que más conviene a ellos y no a los ciudadanos. Y si
para rendir más, como casi siempre, se hace a costa de la felicidad de los
obreros, pues ellos dirán que así sea. Porque aquí pocos entienden que las
personas son más eficientes cuando se sienten motivadas y alegres. Y para eso,
es necesario sentirse respetado, considerado, valorado, dignamente pagado, y no
solo un muñequito de una cadena de montaje, o el chico de los recados, o el
chico para todo. Resumiendo, nos han engañado con el ahorro energético, para
así, estar el Estado encima, dirigir y estar presente en nuestras vidas: le
cambio el horario que tanto le gusta, le exijo que presente la declaración de
la renta en tal fecha, etc.
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