Ya es tiempo
de que los ciudadanos hablemos y los políticos, solo, gestionen lo que
decidamos. O sea, que constantemente se celebren referéndums por Internet de
iniciativas que los ciudadanos hagamos llegar al Parlamento. Posteriormente,
los políticos como los productores cinematográficos, localizadores de entornos
para filmar, etc., busquen los medios para que lo que pidamos los ciudadanos se
pueda realizar, pueda llegar a ser una realidad.
Empecemos por
fijar los requisitos que han de tener los que pretendemos gestionen lo que
queremos. Fijaros que siempre me expreso en los mismos términos. Solo podemos
hablar de ellos como empleados públicos, a quienes deberíamos fijarles los
salarios, los horarios, las funciones, etc. Deben sentirse controlados y
evaluados como otro trabajador cualquiera, y si nos hemos equivocado al
contratarlos, debemos cesarlos, hay que despedirlos.
El país debe
ser lo que los ciudadanos y ciudadanas queramos, para eso somos los que
costeamos “la fiesta”. Las leyes debemos fijarlas nosotros, para tratar de
hacer justicia en todos los casos de delincuencia, pero aún más, cuando se
trate de un agravio a lo que es de todos. Debemos eliminar la prescripción de
delitos, y cuando se prevea que hay infracciones graves sin sentenciar a sus
actores, hay que legislar con carácter retroactivo, si hiciera falta, para
hacer pagar a los delincuentes.
Debemos ir a
por el país ejemplar que debiera ser España. Un país en el que se haga un plan
de formación real, ajustada a las necesidades reales del mercado y a las
funciones prácticas y diarias de la actividad laboral que se trate. La
enseñanza actual, muchas veces, es obsoleta, se tratan temas o equipos
antiguos, en desuso. En otras muchas ocasiones carece de prácticas en la vida
cotidiana, no en un taller o laboratorio, que también se puede experimentar en
esos lugares, pero es necesario que al tiempo que se recibe formación teórica,
se esté integrado en una empresa durante todo el tiempo que duren los estudios.
Es la única forma de terminar teniendo experiencia válida, y seguridad, para
iniciar la andadura laboral en el mundo real.
Hay que pelear
a muerte por la industrialización del país, para llegar a conseguir una España
próspera, donde todos tengamos trabajo. Esto es fundamental, la gente no se
mantiene del aire, tienen necesidades básicas y urgentes. Hay pagos que atender,
y no se soluciona esto con 426 €, de ninguna manera. Todas las personas en edad
de trabajar y que quieran hacerlo, deberían poder optar a un trabajo digno, con
un salario digno. Esto no debería ser responsabilidad, solo, de los empresarios,
sino de toda la sociedad y del modelo productivo previsto o proyectado. Lo malo
es que no tenemos proyecto, fue el turismo en un principio, y el ladrillo
después, ¿qué nos queda de eso? Ahora tratan de que vivamos de las
exportaciones y de un mal entendido sistema competitivo, a base de trabajos
precarios y peores salarios. Tenemos que despertar de vivir endeudándonos con
la UE, como han hecho los últimos Gobiernos españoles. Hay que pactar un plan,
debemos hacerlo entre todos, porque si lo dejamos en mano de los que dicen
representarnos, vienen los buitres carroñeros y especuladores, que nos sacarán
la sangre.
La gente tiene
que volver a mandar y a decidir, pero no solo cada cuatro años.
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