Los golfos del balompié evitan
pagar a Hacienda, hacen todo tipo de ingeniería financiera jugando con empresas
en paraísos fiscales. Son muchos los jugadores sorprendidos mientras estafan a
Hacienda, que es como estafarnos a todos los españoles. Sin embargo, y a pesar
de ello, son bien recibidos por la afición inconsciente y forofa. No se
conforman con ser los niños guapos, intocables y privilegiados de esta sociedad
de feria, sino que delinquen por encima de los límites marcados por las
autoridades. No obstante, hagan lo que hagan y llegue hasta donde llegue el
importe del delito, no van a la cárcel. Ahora se sabe de Cristiano Ronaldo,
antes fue Messi, Neymar y otros muchos, pero el fútbol es intocable… hay que
seguir con el show de los fines de semana, el opio del pueblo. De cualquier
forma, y se trate de quien se trate, ningún juez es lo suficiente osado, o
justo, como para aplicar las leyes como lo harían con cualquier otro ciudadano;
así que ninguno de estos delincuentes entra en prisión, pues sus condenas,
independientemente de los importes estafados, nunca superan los dos años.
El fútbol es algo que se debería
poner en cuarentena, y revisar las excesivas sumas que se mueven en ese sector
deportivo. Los ingresos de los jugadores, los clubes, entrenadores, etc., es
descomunal y hasta ofensivo en los tiempos en que estamos, conforme a las
condiciones laborales actuales. No pasamos por tiempos apropiados, para que
clases privilegiadas como la que nos ocupa, sea una ofensa para el resto de los
españoles y españolas.
Un tanto parecido sucede con la
clase política, a la que tanto le cuesta conceder sueldos dignos para los
obreros, sin cortarse ni un pelo cuando se suben sus salarios un veinticinco
por ciento, se fijan sueldos de miles de euros mensuales, se asignan dietas y
suplementos desorbitados y ocupan dos o tres cargos públicos, cobrando por cada
uno de ellos, aunque no exista tiempo material para desarrollar el trabajo
requerido por dichos cargos. Todo lo pagamos la ciudadanía y a ellos no parece
molestarle ni inquietarle nada. Recortan en casi todo lo que vaya a favor de la
gente, o sea un servicio público, pero protegen las Administraciones duplicadas
o inservibles, con tal de tener muchos puestos de trabajo reservados, y dados a
dedo, a los inservibles de la política activa. Pagamos miles de millones de
euros que nos podíamos ahorrar, pero hay un cuerpo de élite, político, que se
cuida muy mucho de alojar a sus gentes en lugares predilectos con remuneración
extraordinaria.
Evidentemente, toda esa gente
juega a lo mismo, dicho de un modo sencillo: a aprovecharse de todos nosotros,
del sistema y de esta sociedad, para hacerse millonarios, pues ya lo pagamos
entre todos. Como hemos podido ver en los últimos años, esta sinvergonzonería
se ha disparado, parece que están echando una carrera a ver quiénes acumulan
más dinero en el menor tiempo posible. Esto, podríamos entender es el
patriotismo de algunos, la razón del trabajo o la vocación de servicio.
Hay un apaño que se negocia siempre
detrás del telón, y donde dialogan o convienen a espaldas de todos. Falta gente
integra, coherente y honesta. Sobran ladrones, rufianes y malhechores en este
país. Si no se van, hay que echarles o terminarán por arruinarnos a todos.
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