Hablemos todos de lo hermosa que
es la vida, del amor que somos capaces de profesar entre los humanos, y entre estos
y los demás seres vivos del Planeta. La vida es la escuela para practicar, para
aprender, aunque a veces lleguen cosas que nos gusten menos, habría que preguntarse
si eran necesarias. No siempre nuestro destino, o el final de nuestra
ejercitación nos llevará a donde pretendíamos, la vida tiene esas sorpresas. Tú
camina y en tu caminar hazte consciente de que caminas, he ahí el gran secreto,
llegar a ser plenamente consciente de lo que se hace en cada instante, que
todos nuestros sentidos estén en lo que hagamos, que estemos presentes en cada
respiración, en cada movimiento, en cada esfuerzo.
Apenas tomo contacto con mi
sentir de todo el mundo, me llegan todos aquellos que padecen guerras, dolor,
hambre, desesperación, enfermedades y la tristeza interior se apodera de mí
ante mi incapacidad para detener toda esta sinrazón, en el momento actual de la
historia. Las ciudades están llenas de coches de lujo, hay señores y señoras
que visten con ropa prestigiosa y cara, hay viviendas que son mansiones, otras
no tan grandes pero a las que no les falta detalles. Hay gente gastando
cantidad de dinero en los más diversos caprichos, en grandes centros
comerciales abarrotados de cosas innecesarias que son muy caras. Los mismos
edificios son enormes, lujosos, con distinguidos acabados, o sea, son
inversiones bestiales para exponer sus artículos y atraer al público para gaste
su dinero. Mientras, millones de gente vive, bueno casi no vive, en el mundo,
no tiene agua potable, no tiene nada que llevarse a la boca para alimentarse o
no sabe donde esconderse para librarse de la próxima bomba, que está a punto de
caer, lo puede hacer en este mismo momento, tal vez. Esto no casa con lo otro,
es inconcebible, es inaudito, es abandono del resto del mundo, de las
organizaciones a las que se les pagan para que esto no suceda.
La vida es maravillosa cuando se
desarrolla con coherencia, y coherencia es que pensemos en nuestros hermanos,
sean del color que sean, son humanos y hay que ayudarles, enseñarles a
cultivar, proporcionarle semillas y maquinas, darle conocimientos en un acto de
amor y no de puro negocio endeudándoles, como acostumbran hacer unos Estados a
otros. Hasta que el hombre alocado y moderno no lo comprenda no alcanzaremos la
frecuencia adecuada para dar el salto evolutivo. Esas personas no son la podredumbre
del mundo, ni los cobayas de los laboratorios farmacéuticos de las grandes y
potentes multinacionales del medicamento… son seres humanos como nosotros, y se
les debe tratar con dignidad, respeto y amor, que es como nos debemos
relacionar los seres humanos. Ya sé que las prácticas de algunos o de muchos se
distancian, considerablemente, del objetivo de una vida con el corazón presente
y de plena consciencia. Todo no es el dinero, un papel inventado por el hombre
para hacerse rico a costa del hombre, del trabajo de este y poder establecer
diferencias, distinciones mediante el consumo que los otros no se pueden
permitir, esto es ridículo, vano e infantil. De los que hacen uso de las armas
para acobardar y someter ni hablamos, no se puede ser más insensato, más animal
y más asesino, no solo el que cumple ordenes y lanza las bombas, sino aquellos
que permiten que ocurra, los que dan las órdenes y los Gobiernos con todos sus
miembros atrincherados en sus sillones del Parlamento, cómodos, sin peligro de
metrallas y con los estómagos a punto de reventarles. Hay cantidad de criminales
arropados en puestos de mando de muchos países “civilizados”. Lo cierto es que
en este Planeta hay mundos que no casan, debido a la arrogancia y a la prepotencia
de ciertos individuos nada inteligentes, que no se han enterado de nuestras
posibilidades como seres humanos.
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