¿Por qué las leyes a veces son
tan injustas, interesadas e ilógicas?, hoy quiero abordar, entre otras cosas
que se me ocurran, la energía solar. La energía a la que los Gobiernos de
España han tratado de putear hasta la saciedad, en detrimento de otros tipos de
energías más contaminantes y más caras, puesto que España es un territorio
privilegiado por la cantidad de horas de sol que tenemos. La ley en España te
prohíbe el autoconsumo de tu hogar, mediante una instalación de energía solar
fotovoltaica, a menos que vivas en una zona retirada del suministro eléctrico,
¿por qué? – Sencillamente, porque hay un pacto con las eléctricas, dónde no
entro, paso de todas esas suciedades y mundos ocultos; prefiero poner en
evidencia lo que dicta un Gobierno injusto para sus ciudadanos. Al fin y al
cabo, el servicio eléctrico es un producto como otro cualquiera, ¿por qué nos
han de obligar a consumir electricidad de tal o cual compañía? – Es como si
desde hoy nos obligaran a comprar tal o cual marca de bebida basura, o hacer
las compras en tal o cual cadena comercial, o a comprar tal o cual marca de
coche. ¡Piénsenlo, es así!, no tienen derecho alguno a obligarnos a consumir un
producto, cuando tenemos equipos legales que se venden en comercios
especializados, con sus correspondientes homologaciones y licencias de
aperturas, que van a recoger la energía solar y nos la van a convertir en
energía eléctrica, lista para ser utilizada en nuestras casas.
Esta es una realidad que está
sucediendo diariamente, porque los Gobiernos que hemos tenido se meten en
camisa de once varas y, por supuesto, en algo que a ellos ni les debiera
importar. Mirad como sacaron una ley, para darle algo de vidilla a los fabricantes
y comercios de placas solares, que desde el 2007 toda nueva construcción debía
estar dotada de sistema solar de agua caliente sanitaria, para que me entiendan
todos: El sistema de placas solares y deposito, ubicado en tejados y azoteas de
edificios, que nos calienta el agua que usemos en la casa. A esto han accedido
porque no hay una empresa que haya pactado con el Gobierno y nos sirva el agua
caliente en los hogares, o asegure puestos de trabajo a políticos retirados en
sus consejos de administración. Si esto existiera, podemos estar seguros que
perseguirían a aquellos que osaran instalar en su vivienda un sistema que le
calentara el agua sin darle a ganar nuestro dinero a esa supuesta empresa.
Cualquier intento de energía
libre o gratis será perseguido y castigado, es la inquisición del siglo XXI. Toda
la maquinaria se moviliza contra los que reclaman un trozo de autonomía y
libertad, contra los derechos de la gente, o como en este caso, contra el
aprovechamiento de una energía en la que podríamos ser líderes del mundo por
nuestras condiciones climáticas. En lugar de mirar al futuro y progresar,
nuestras autoridades se limitan a obedecer órdenes de Europa, e ir en contra
del bienestar público, procurando beneficios para supuestas empresas privadas
que antes fueron públicas y jamás debieron haberse privatizado. Nunca se debió
haber privatizado ni el suministro energético ni Telefónica, dos fuentes de
ingreso tan descomunales que el “avispado” político de turno, junto con su clan
de golfos gobernantes, decidieron un día sin referéndum nacional ponerlo en
mano de algunos amigos para que aquellos se forrasen, en detrimento del Estado
al dejar de percibir los millonarios ingresos que tanto una compañía como otra
están generando.
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