Tras el cierre de mis oídos para
el circo político y la pérdida de tiempo en hablar de este sector pestilente,
he abierto mi mente, mis oídos y mi corazón a la lucha por lo natural, leyendo
y viendo videos de gente que promueve la vida. Afortunadamente, tenemos
internet que tan fácil nos lo pone, acercando sus voces y su sabiduría a todos,
con comodidad, desde casa, sentados en nuestro rincón favorito, aprendiendo y formándonos.
Cada día estoy más contento de
vivir en mayor coherencia con mi forma de pensar, gracias en gran medida a la
ayuda de mi mujer, Aurori, porque se preocupa de aportar muchos de los
alimentos que requiere mi forma de vivir. También porque hace el mejor pan del
mundo, al menos para mí lo es. Hecho de un modo natural, con la tranquilidad de
estar comiendo un alimento sin sustancias añadidas y no deseadas. Tratando cada
día de aproximarme más a la salud natural, a la salud obtenida por el modo de
vida y la alimentación, principalmente.
Hoy sé que hay demasiado
conocimiento que no he alcanzado, y que me gustaría incorporar a mi mente, para
aprovechamiento propio y para ayudar a quien lo pudiera necesitar. Estoy más
cerca de la naturaleza que del egocentrismo enfermizo monetario y de poder, que
es razón de vivir de muchas mentes confusas, al menos para mí son enfermos
mentales. Yo seré el confundido a los ojos de aquellos otros, pero los que
venden mierdas son otros, los que tienen poder para evitar genocidios,
hambruna, etc., son otros, y no lo hacen, no evitan que millones de seres
inocentes fallezcan por nada, o porque es su negocio o su capricho.
Ante la miseria mental de muchos,
solo nos queda a los que no pensamos como ellos luchar. Defender nuestras
convicciones siempre que estas se alineen con el bienestar de la gente, pelear
para lograr que la vida de verdad se instale en la sociedad y poner fin al
envenenamiento que en nombre de no sé qué principios, venden algunas industrias:
armas fatales, muchas veces en forma de grageas, capsulas, etc. Hay que mirar
cuidadosamente las etiquetas de los productos y evitar todo lo que no se
entienda, lo que esté lleno de “E”, lo que esté modificado genéticamente, lo
que lleve azúcar añadido, los acidulantes, conservantes, potenciadores del
sabor y del color, etc. ¡Nos están matando lentamente, pero progresivamente,
sin pausa, sin respiro.
Cambia los hábitos de vida,
retorna a lo natural, a lo ecológico, vive una vida sin estrés, descansa, baja
el ritmo, no te enfades tanto, no discutas con tanta frecuencia, no te alteres,
abraza más a la gente, toca más a la gente, mira más a los ojos a la gente… ama
más a todos, a los de la familia y a los que no lo son. Pasa la página de malos
recuerdos, de enemistades… no merece la pena mantener una tensión absurda e
innecesaria que no favorece a tu vida. No bebas porquerías, no comas basura, no
metas humos extras, ya tenemos bastante con los que respiramos inevitablemente.
Tampoco vale la famosa frase: “de algo hay que morir”, es verdad, pero que sea
de viejo y en perfecto estado, más vale morir sano, sin dolor y agotado por los
años. ¡Disfruta y elige tu forma de vida!, no permitas que te la impongan, no
vivas la vida de otro. Sin tele se vive mejor, hay más tiempo para hacer lo que
quieres, hasta escucharte a ti.
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