Me siento delante del ordenador y
comienzo a castigar, casi siempre a los mismos, son los malos, los que llevan
varios años dando motivos para que todos nos sentemos en nuestro ordenador y
escribamos en los blogs, en Facebook, en Twitter o grabemos videos de nuestras
quejas o protestas. No es que haya cantidad de gente que no aguanta nada, sino
que hay cantidad de sinvergüenzas dispersos por España. No nos culpen de lo que
se difunden, cúlpense ustedes mismos, los que habéis metido la mano en más de
dos sitios en los que no tuvieron que meterla jamás. La ley ataca a los que se
manifiestan por cualquiera de las vías citadas, sin embargo, la ley no es capaz
de meter en la cárcel a todo el tropel de delincuentes de la alta sociedad,
reconocidos, famosetes, etc. Es posible que si sucediera eso, se tuviera que
ampliar el número de celdas de las prisiones, porque no iban a caber. El
overbooking está garantizado.
¿Cómo nos han podido engañar tan fácilmente?,
¿Cómo y cuándo se hicieron con el poder?, ¿qué le ha sucedido a cierta
generación para que llegaran estos hipócritas con sus mentiras y se la metieran
doblada hasta la empuñadura? Me gustaría conocer los pasos del poder para
conformar un estamento basado en las falsas promesas, aprovechando la
ignorancia de las personas y ningunearles, robarles, engañarles, etc. La falta
de escrúpulos exhibidos por los políticos de gran parte de la democracia
española, es palpable, y los resultados ya los estamos viendo… España hundida,
sumida en la crisis, sin dinero y con muchas deudas… los políticos no han
sabido hacer nada mejor. Nuestros políticos no han valido ni valen demasiado,
el reconocimiento a una buena labor no es colgarse una medalla, cortar una
cinta, poner una piedra o, descorrer la cortina que ocultaba una placa
conmemorativa.
El arrodillamiento por
globalización e imposición se queda para los títeres. La cobardía de nuestros
políticos no puede arrastrar al abismo a una nación entera. Querer estar en un
club, no puede representar la pobreza para la población, pues como sabemos, los
políticos ni se enteran de la crisis, ni del trabajo precario, ni de los
sueldos de risa, ni de la temporalidad, etc. Ellos se van relevando y se van
asignando a dedo los mejores puestos, los cargos más deseados; incluso se
premian entre sí las pésimas gestiones. Que lo hiciste fatal, pues ¡hala! de
embajador a no sé dónde. Que robaste un poco más de lo que te mandaron robar,
pues ¡hala!, director del banco mundial. Que no sabes hacer la “O” con un
canuto, tienes el cargo más elevado asegurado. Hay que poner arriba del todo al
más tonto o al más manso. Siempre irá mejor y se dejará conducir mejor el que
se sienta más borrego o, sea más tonto o, tenga menor personalidad. Seguro que
se arrodilla antes y da menos problema… ¡hala! para presidente. Hemos tenido
presidentes que han traicionado a los españoles, han cerrado fábricas a las órdenes
de Europa, han recortado la producción ganadera, lo mismo con la producción agrícola
o con la captura pesquera, ¿a quién le tenemos que agradecer el honor de
habernos arruinado?
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