Tenemos dos males endémicos
mundiales: el dinero y el poder. La ambición desmedida por conseguir ambos,
corroe a las sociedades, las debilita, las lleva a la miseria, nace la
explotación de las personas, no importa que muera la gente, las malas praxis se
convierten en algo habitual y frecuente. Prolifera el engaño y la manipulación,
se saquea a la población; lo más ruin, golfo y desvergonzado, triunfa. ¡Es
pobreza mental!, ¡es ausencia de fortaleza espiritual!, expresadas en aquellas
personas que se sienten en lo alto de la pirámide, pretendiendo y sintiendo que
se aprovechan del resto de los mortales. Cambiar esto es posible si las
personas cambian, si se hacen más conscientes, si crecen interiormente, esto lo
repito constantemente. Cuando algo se sabe ya no se duda de ello y se comparte;
es posible que resuene en el interior de otros y produzca algún efecto
positivo.
Por donde vamos no vamos bien,
supongo que a esta altura de la película nadie lo dudará. Hay cantidad de locos
rivalizando por el poder, y cantidad de golfos tratando de aumentar su fortuna
de un modo nada lícito. Para ello, amenazan con guerras, presionan con el
desempleo y el cierre de empresas, empobrecen bajando las condiciones
salariales de la gente, crean crisis, obligan a dar nuestro dinero a los usureros
de la banca, dejan sin protección a los desempleados y a las personas
dependientes, dejan sin viviendas a las personas más pobres, dejan sin
electricidad en los fríos inviernos a cantidad de familias, venden armamento a
un bando y al contrario para que se sigan matando. Permiten que los productos
contengan sustancias tóxicas, nocivas y que nos enfermen, se permite la venta
del tabaco que mata porque deja muchos millones recaudados en impuestos.
Demuestran las autoridades que la gente no les importa nada, quieren su dinero,
que paguen impuestos, que la bolsa se llene para poder saquearla como están
haciendo en todo el mundo.
No es una visión muy positiva del
hombre en su estado actual de ambición desmedida, de codicia y de
inconsciencia. Somos un todo, la humanidad, y esa gente no se ha enterado de
nada. Por tanto, todo cuanto le hagan a la humanidad, les repercutirá tarde o
temprano; no se podrán librar de las consecuencias de lo que ahora le hacen a
los demás. En el motor de un automóvil, cada pieza de las miles que lo componen,
es necesaria, hace su función, colabora a conseguir el perfecto funcionamiento
del mismo. Si manipulamos una pieza indebidamente, sin el conocimiento
adecuado, o la eliminamos… tarde o temprano, el motor comenzará a fallar; igual
sucede con la humanidad, cada uno de nosotros es necesario para realizar una
función; somos un todo energético aunque muchos se crean seres individuales y
egoístas. Ese es el error en el que viven, principalmente, esos de la cima de
la pirámide con la que algunos representan las clases que engloban a cualquier
sociedad. Ayer me refirió una persona que conocí en un hospital, que es pequeño
empresario, que los pobres querían quitarles el dinero a los ricos. Se
equivocaba totalmente, los pobres quieren vivir dignamente, tener para pagar
sus facturas, comer, beber, ser felices, tener un trabajo decente y poderse
permitir algún capricho de vez en cuando… no más. Lo que no se puede tolerar es
que unos pocos de esos ricos tengan tanto dinero como los miles de millones de
habitantes del Planeta, o sea, que ellos son muy ricos y todos los demás son
pobres o no tienen nada. La redistribución de la riqueza es ridícula.
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