¿Tiene la vida un principio y un
final?, ¿al principio no había nada?, ¿alguien comenzó todo esto, y si fue así,
de dónde salió ese alguien? Si salió de algún sitio, quiere decir, que algo
existía, o sea, la nada, el vacío absoluto no ha existido nunca. Por tanto, ¿estoy
en lo cierto?, ¿no hay principio, todo es siempre? Esto cuesta considerarlo
porque estamos educados a pensar en los términos de principio y fin, nos
enseñaron que las cosas tienen un punto de comienzo y un punto de finalización,
¿por qué?
Yo no voy a justificar la
existencia de Dios, pero no voy a aceptar la existencia de un ser superior
creador de todo cuanto existe como nos enseñaron o, como difunde la religión.
Estoy dispuesto a aceptar la energía de vida, porque es la que nos asiste o
compartimos todos los seres vivos. La pregunta es: ¿esta energía brota de algún
sitio, hay una fuente generándola o siempre ha existido? Al llamarle energía
sabemos algo en lo que coincide la Física: La energía no se destruye sino que
se transforma. Si esto sucede nos encontramos con que la energía siempre está, aunque
se presente de diferentes formas; por tanto, la cantidad de energía es la misma
siempre, pero transmuta de unas formas a otras. Comemos para adquirir energía,
si después hacemos un trabajo, por ejemplo: movemos una gran piedra, decimos
que gastamos energía para moverla, y es cierto, pero parte de la energía
produjo un movimiento de la misma piedra, otra parte reforzó nuestros músculos,
otra parte se transformó en un pensamiento positivo de que somos capaces de
mover la piedra, otra parte produjo la emoción de haberlo logrado, y quizás a
la piedra se le adhiera una parte de la energía, de tal manera que si se le
mueve cada día, la piedra sea más fácil de moverla; porque es una energía
impulsadora, cedida con esa pretensión. Además de portar la piedra esa energía,
posiblemente, nuestra mente y nuestros músculos están mejor preparados para
realizar ese trabajo.
Somos unos grandes desconocedores
de nosotros mismos, cómo pretendemos comprender más allá de nosotros. Infinitas
vidas se entremezclan siendo una en el fondo, atendiendo al punto de vista de
la energía. Lo que sucede es que cada uno de nosotros ve una parte donde está
integrado como persona física y mental; cada uno, por tanto, vive un mundo
particular que interacciona con el de todos los demás. Si no tratamos de ser
quienes somos en lo más esencial, haciendo, pensando, etc., desde la energía de
vida que somos, sino que lo matizamos todo por conveniencias mentales y formas
aprendidas o programadas; continuaremos sin darnos cuenta de que somos un todo
humano… la humanidad. Justo desde ese instante se acabarían los conflictos que
acontecen por cada zona del Planeta Tierra; en otros Planetas tendrán otros
problemas que nosotros desconocemos, porque la vida, al ser una energía, está
en todos sitios manifestada de diferentes formas que quizá desconozcamos y no
reconozcamos. De ahí el constante dilema de los científicos que buscan vida,
como la nuestra, en todas partes. Quizás los mismos científicos no tengan
conocimientos suficientes para reconocer otras formas de vida.
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