viernes, 4 de octubre de 2024

ETARRAS A LA CALLE

 

                                           Imagen: www.elconfidencial.com

    Comprendo que no nos podemos llevar toda la vida con los mismos temas, que hay que pasar página, y así es, pero es que alguien que en la exaltación de sus ideas, por la fuerza y tomándose la justicia por su mano, le quita la vida a un número determinado de personas que tienen familia: hijos, padres, esposas, etc., no pueden quedar libres para circular por la calle, porque esas víctimas se pueden encontrar de cara con el asesino de su familiar.

    Es tremendo, no entiendo la equidad de la justicia, no entiendo ese esfuerzo por insertar en la sociedad a quién se desmarcó voluntariamente y, por lo visto, sin todas las consecuencias ni con responsabilidad suficiente, pues sus crímenes les priva de libertad muchos menos años de los que les echaron cuando fueron juzgados. No cumplen las condenas, pues de cumplirlas debieran morir en la cárcel, todos esos asesinos suelen ser condenados a cientos de años por la cantidad de personas que se han llevado por delante, pero logran permisos penitenciarios, reducción de condena, beneficios de todo tipo, y cuando pasan veinte o veintitantos años son puestos en libertad, no sin haber pasado por el tercer grado, todo el día en la calle y teniendo que ir solo a dormir a la cárcel. ¡No hay derecho! Se hace justicia cuando el asesino no pueda volver a ver la calle y salir en libertad, como ya nunca lo harán sus víctimas.

    Los culpables vuelven a ser los políticos que han legislado en ese sentido, sin considerar suficientemente el dolor de las familias afectadas por esos casos de asesinatos. Sin castigo contundente no tendremos nunca una sociedad responsable, no habrá miedo al castigo y la gente cometerá todos los delitos que les parezca. Pero no como hace el actual gobierno, que para acortar derechos y libertades de la gente, impone leyes sancionadoras que acojonan, solo para evitar que gritemos lo que pensamos, que le recriminemos lo mal que lo hacen, la mala gestión política, su robo y corrupción, su enriquecimiento ilícito, etc.

    Como no hay una verdadera justicia, es por lo que podemos ver a la misma familia del Presidente del Gobierno presuntamente delinquiendo, metiendo la mano, el mismo Presidente metido en el ajo, o yendo ante el juez y dando falso testimonio. Aquí, en España, hace años que para ellos, para la casta política, para la banda mafiosa que llegan a ser, no sucede nada, pueden cometer todo tipo de delitos y fechorías que cuentan con el respaldo de la judicatura, están aforados y los jueces que tienen que ver sus asuntos, son amigos puestos a dedo, estómagos agradecidos que no muerden la mano de su amo. Esa es la justicia que hay para cargos públicos y políticos, todos roban, nadie devuelve ni un euro robado, y a la ciudadanía siempre le toca apechugar. Esto no tiene arreglo con el personal que lleva el timón de este barco que parece navegar a la deriva.

    Seguiremos...

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