miércoles, 23 de octubre de 2024

LA MOTO DE LOS POBRES

 

                                             Imagen: motos.coches.net

    Voy a titular las motos de los pobres, y no es que me vaya a referir a ciertas motos en particular, ni que forzosamente sean motos para pobres, y entonces ustedes se preguntarán de qué voy a hablar si he desmontado el título que le he dado al escrito. Pues bien, me voy a referir a todo el conjunto de productos comerciales a granel, de producción masiva, sin prestarle demasiado atención a la comodidad, ergonomía, etc., y sí, estoy seguro, a su precio de producción y a los beneficios que se pretenden obtener con la venta de cada unidad.

    Un principio común de toda industria es fabricar cualquier producto, que sirva para la función para la que fue diseñado y pensado, que lo haga más o menos bien, con mayor o menor solvencia, manteniendo un compromiso entre precio y calidad, pero dejando un beneficio para la firma que lo fabrica. Hasta ahí lo entendemos, es lógico, las empresas han de vender y obtener beneficios para mantener su infraestructura, pagar sus facturas, mantener los puestos de trabajo y a ser posible mantenerse en el tiempo, cuanto más mejor. El asunto critico está en la calidad de lo que ofrecen, la durabilidad, la eficacia, y fiabilidad de sus productos y, si sus precios se corresponden dignamente con lo que venden.

    En el apartado de motos, y como aficionado que soy, de cierta edad y con algo de experiencia en motos, echo de menos la moto de precio razonable con la economía de trabajo, que te permita moverte sin hacerte polvo el culo, la espalda, e incluso las articulaciones de las piernas o los brazos. No están bien estudiadas las posturas de conducción, o las estudian solo para personas de unas medidas determinadas. Con las suspensiones sucede otro tanto, percibes todas las irregularidades de la calzada, que como todos sabemos cada día están en peor estado, no son lisas aunque lo parezcan, tienen ligeros rizados que se llevan nuestros brazos, nuestra espalda, y nuestra cintura. Si viajas, al cabo de una hora y media, necesitas bajar de la moto para estirar las piernas cuyas articulaciones casi no responden. Se sufren demasiadas vibraciones en una posición inadecuada, o no totalmente cómoda, y cuando te apeas estás agarrotado y dolorido. No hacen motos con asientos mullidos y confortables. Las amortiguaciones son duras y no capaces de absorber todas las irregularidades que se les presentan. Fabrican sin pensar demasiado en la comodidad futura de los clientes de sus marcas, ponen motos en la calle, que sí que tienen asientos, que tienen amortiguación, pero que no se diseñaron para hacer gozar plenamente a los usuarios de este bello y lleno de sensaciones, medio de transporte.

    Cualquier fábrica debiera perseguir la máxima de que cuando alguien se monte en una moto de la de ellos, no quiera bajar, quiera seguir haciendo kilómetros, quiera seguir disfrutando de las sensaciones de libertad y agilidad que te permiten las motos. No te puede doler el culo, las caderas, las rodillas, llevar el cuello y los brazos hartos de vibraciones, en definitiva que estés deseando encontrar un apartado de la carretera para echar los pies al suelo, que es el equivalente a dejar de estar montado en tu moto. Cuando se consigue todo lo contrario, cualquiera no dejaría de hablar a todo el mundo del placer que es hacer kilómetros sobre su moto. Esto hay que conseguirlo por el bien de esta preciosa afición, espero que los fabricantes se pongan las pilas en este asunto de la comodidad y la ergonomía.

    Seguiremos...

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