Imagen: www.libertaddigital.com
Como han venido a lo que han venido, a colonizar Occidente, a imponer sus leyes, sus costumbres y su religión, no dudan los inmigrantes ilegales en manifestarse en las calles, tanto para elevar sus protestas como para practicar su religión en pleno espacio público, a veces en medio de carreteras o vías de tranvías, paralizando el tráfico y fastidiando al resto de los ciudadanos. Piden que en los supermercados y en los centros de acogidas haya alimentos de los que ellos consumen habitualmente, obligan a hacer gastos extras a los gobiernos para que les sirvan a la carta lo que desean comer. Piden que en los colegios haya clases de su religión, y los gobiernos vuelven a hacer gastos extras para contratar profesores de su religión. Protestan en las calles y en las redes sociales porque las mujeres occidentales visten de tal o cual forma, se maquillan, se perfuman, etc., porque es contrario a sus costumbres, porque lo prohíbe no sé qué ley que nada tiene que ver con nosotros. Si tan a disgusto están, que se vuelvan por donde vinieron. Esto no va ya de derechos humanos, sino de tratar de llegar a un país y querer que su vida no cambie, la de ellos, los inmigrantes, no así la de los nativos, que no se tenga que adaptar en nada a ese país que lo acoge. Lo primero que deben hacer es respetar a los habitantes del país que les acoge.
Otro asunto que enerva al sentido común es dar la nacionalidad española a todo el que llega, porque, en primer lugar, no se sabe quién es, tiran los documentos al mar como hemos visto en algunos videos, para que no les reconozcan, no sepamos la edad real que tienen ni el país de procedencia. Llegan engañando, ese es el nivel de los que acogemos, por llamarle acogida, cuando lo que están haciendo es invadiéndonos, entrando por la puerta de atrás y a la fuerza, sin respetar nuestras leyes, son delincuentes desde el mismo momento que vulneran las leyes, y les recibimos con todos los honores, les alojamos en hoteles, les adaptamos las comidas, les facilitamos móviles y líneas telefónicas e Internet gratuitas, y por si fuera poco les damos una ayuda sin que hayan cotizado ni un solo día en nuestro país. Los gobernantes se han vuelto locos y siguen derrochando nuestro dinero en esto tan ilógico que comentamos, ¿por qué será?, ¿a quién obedecen?, ¿qué tipo de negocio es ese de la inmigración ilegal?
Las órdenes de la policía de todos los países parece que es cargar y arrestar personas que se manifiesten en contra de los inmigrantes ilegales, y favorecen a los inmigrantes ilegales que se manifiestan contra las normas nuestras, bloqueando el paso a Iglesias o Catedrales, todo como muy surrealista. Es el mundo al revés, una desestabilización innecesaria que se produce en estos momentos de la historia con mucha más intensidad que en el pasado. Además, según dicen los Estados pagan a los países de donde proceden esos inmigrantes ilegales para evitar que suceda, pero la invasión no cesa, y por otro lado pagan a los que llegan. La inmigración ilegal nos cuesta un riñón, y no comprendemos por qué los gobiernos occidentales están todos tragándose esta piedra de molino.
Seguiremos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario