Los políticos son gente de lo más corriente, pero tan corriente, que en la mayoría de los casos incurren en acciones vulgares y hasta delictivas. Ayer nos enterábamos del pequeño de SUMAR, MÁS PAÍS, antes PODEMOS, pues Errejón nos tiene descolocados, no sé por cuántos partidos va a pasar, que está denunciado por maltrato psicológico y acoso sexual. Sánchez y Ábalos parece han urdido una trama de corrupción que quisieron se la comiera enterita el portero de prostíbulo Koldo, pero que, sabiamente, en un registro de su domicilio, dejó a la vista, no me queda claro, si dos pendrives o dos discos duros con cantidad de información valiosa sobre las conversaciones mantenidas entre Sánchez y Ábalos, y sobre el rescate de Air Europa, concedido por el Gobierno, no se sabe con qué intención, aunque no es difícil adivinarlo, una vez se sabe que lo concedieron sin que la compañía lo hubiera pedido. ¿Quiénes se han repartido comisiones y todo el dinero que hayan podido presuntamente desviar?
Si no tenemos bastante, pudimos ver en su escaño a la Vicepresidenta Montero, haciendo unos gestos con la boca, como si se llevara algo a la misma, le diera unos lenguazos y disfrutara de lo que estaba haciendo. No sé si la señora Montero estaba chispada o estaba bajo los efectos de algún medicamento, pero mostrarse así cuando sabe que las cámaras en el Congreso no se lo iba a perder, es bajuno, chabacano y vulgar.
La de Madrid que dejó morir a más de siete mil ancianos en sus residencias por negarle atención sanitaria durante la pandemia, vive con un sinvergüenza, con un delincuente a los ojos de Hacienda, y ni paga por ello, ni devuelve dinero, y que siga la fiesta.
Zaplana, el corrupto del PP, que lo sacaron de la cárcel por padecer una enfermedad terminal, y lleva años dando paseos y haciendo negocios de los suyos. Unos negocios que le llevan de nuevo al banquillo, y por los que le vuelven a sancionar con cárcel, ¿Entrará ahora o se pondrá muy malito de nuevo?
No digamos de los expresidentes de la Junta de Andalucía, Griñán y Chaves, colaboradores necesarios para hacer desaparecer un montón de millones destinados para desempleados y para formación de los mismos, que se desviaron y se perdieron en prostíbulos, en droga y alcohol. El otro, el negociador o conseguidor del sindicato que se quedó con tanto dinero, que hasta su madre dijo que su hijo tenía dinero para asar una vaca con él.
Todos estos que dicen ser socialistas, de más a la izquierda o de más a la derecha, suelen tener varias propiedades, están en el taco, son millonarios casi todos, y hacen el teatro de ser uno más con los trabajadores, pero cuando tienen la oportunidad de gobernar solo son del partido, de sus cuentas bancarias y de sus bolsillos. Ninguno legisla para igualar sus salarios al de los trabajadores del país, pues entonces ya no les interesaría la política para nada, se les esfumaría la vocación de servicio público, del tirón.
¿Recuerdan cuando Aznar nos mintió con las armas de destrucción masiva, o cuando Feijóo se paseaba en la barca con Marcial Dorado, el narcotraficante? Son malos compañeros de viaje, son una mafia, una banda criminal en su forma de proceder y actuar. Hay que tener mucho tacto al relacionarse con los políticos, porque si no te clavan el cuchillo al llegar, lo harán más adelante. Les importa un huevo la gente, y mucho menos emplear bien su dinero, el dinero que es de todos. Lo malversan, pagan por las obras, dos y tres veces su valor de proyecto, son buitres, son ladrones, son el cáncer de nuestra sociedad, nos empobrecen, si nos dan una, ellos se llevan dos.
El país funcionará adecuadamente y progresará, no cuando haya políticos que se autodenominen progresistas, sino que sean verdaderamente honrados y honestos, y se presten a trabajar por y para la gente, que tengan conciencia de la población y deseen todo lo mejor para ella. Y ese momento, por ahora no ha llegado, lo que asoma la cabeza y aspira a enriquecerse, a ser los próximos en coger la caja para meter sus manos, es vulgar, demasiado vulgar e indecente.
Seguiremos...
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