Para empezar se me ocurre que no se celebren más elecciones amañadas, y que se constituyan los Gobiernos de jubilados con experiencia en las distintas áreas necesarias para realizar una buena gestión pública: educación, sanidad, judicial, policial, infraestructuras, medio ambiente, agricultura, ganadería, pesca, consumo, etc. Seguro que hay cantidad de personas mucho más válidas que la chusma que agarra una cartera en un ministerio, enchufado por cualquiera de los partidos o bandas mafiosas, a veces criminales, y casi siempre saqueadora de lo público.
Ya tenemos un buen comienzo, legislar para que eso sea posible, pues los jubilados voluntarios que se presenten, saben del tema a tratar, no nos cuestan nada, les importan sus familias y nietos, y procurarán hacer la mejor gestión posible para que tengan el mejor futuro posible.
Esos voluntarios, que con su experiencia pueden hacer planteamientos fabulosos, que los expliquen adecuadamente a la ciudadanía, y que seamos nosotros los que les demos el visto bueno para que se puedan llevar a cabo, a la vista de sus explicaciones y justificaciones. La soberanía que vuelva a ser de los ciudadanos, no de la dictadura gubernamental, como sucede ahora.
Nos ahorramos la millonada que nos cuestan los millones de políticos y los miles de asesores de los mismos. Nos ahorramos los millones que cuestan las elecciones, su celebración y la tajada que trinca sin pudor alguno, cada uno de los partidos políticos por los votos conseguidos. Y como población nos ahorramos el bochorno que supone tener que tragarnos unos resultados amañados, un algoritmo alterado y manipulado, además de unos comicios celebrados mediante una ley injusta, la Ley D'hont, en la que no todos los votos valen lo mismo, ni a cada partido le cuesta igual número de votos conseguir un escaño. La trampa desde la misma ley para beneficiar a los partidos mayoritarios, en el caso de España, al bipartidismo.
Nadie elegido a dedo, ni por denominarlo: puesto de confianza. Todos los trabajadores de lo público, lo serán por haber conseguido ser los mejores en las convocatorias públicas de oferta de trabajo. Hacer mejor examen, tener mayor experiencia y más méritos académicos. Nunca más que ningún gobierno nombre a personas para cargos estratégicos. Nunca más que los partidos políticos pongan a dedo a los suyos en posiciones sensibles que les beneficien a ellos. Nunca más privilegios para los partidos políticos, nunca más ayudas ni a partidos políticos, ni a sindicatos, ni a asociaciones, ni a Iglesia, que cada ente se sustente de sus afiliados, fieles, seguidores, creyentes, etc.
El dinero físico ha de desaparecer para conocer siempre y en cada momento la trazabilidad, de dónde sale, hacia dónde va, quién es el que paga, quién es el que lo recibe. Este asunto tiene muchos detractores que solo se quedan en que nos van a controlar, en que van a saber en que nos gastamos el dinero, pero lo mollar es acabar con la corrupción de todo tipo, en evitar el fraude, en lograr la transparencia, y en que todos contribuyamos al pago de los servicios públicos en función de nuestros ingresos, igual todas las empresas del territorio nacional. Que no se falseen las cuentas y que haya sanciones ejemplares para los defraudadores.
Ya sé que estoy tirando el chiringuito abajo, pero es que no se me ocurre otra forma de cambiar la deriva mafiosa y corrupta actual. No hay políticos honestos, todos entran en sus cargos, les va bien, tienen sueldos abultados y cantidad de ayudas y privilegios que el resto de los mortales no tenemos, y callan. Todo está bien, dicen que es el sistema menos malo para que no cambie nada, a ellos les va bien, muy bien, viven años, algunos toda su vida laboral, a costa de todos los españoles que pagamos, porque como sabemos hay los que disfrutan de que otros hagan la vista gorda, de procesos judiciales que nunca llegan, de indultos injustos que favorecen a uno de los suyos, en una campaña para salvar al militante O'brian.
A muchos no les gustan los cambios drásticos, pero la pésima gestión de un país, que eleva la deuda pública minuto a minuto, hora a hora y día a día, ha de tener ese carácter. O se hace, o nos quedamos como estamos. No me valen las excusas que nos han dado toda la vida: que los inversores salen despavoridos en cuanto se vislumbran cambios importantes. ¡Pues que hagan las maletas ya! Debemos aprender a ser un país autosuficiente, si hace falta tardar un poco más en conseguir ciertos servicios o infraestructuras, tendremos que ser pacientes. El país autosuficiente ha de recaudar en función a lo que pretende llegar a ser, y en consonancia a los recursos que tiene, al dinero que se mueve, ha de educar para consumir lo nuestro, para que los puestos de trabajos en nuestras empresas no corran peligro, y para que la economía de nuestras empresas esté saneada. Es por lo que el gobierno que se forme ha de saber cuáles son los gastos reales y los ingresos reales, para fijar el tanto por ciento de los ingresos que se han de destinar a contribuir para alcanzar el bienestar pretendido por la ciudadanía.
Todo esto es un nuevo concepto de cómo están las cosas hoy en día: papeles que desaparecen, concursos que se amañan para dar dinero a los amiguetes y familiares, entes que debieran de controlar como el Tribunal de Cuentas, formados por amiguetes y militantes de los partidos políticos, a los que no les presentan los ejercicios contables durante años, y no sucede nada, Mueven el dinero negro que se les antoja, pagan sedes de partidos con dineros públicos, malversan cuento quieren y pueden, se financian con dinero negro, tienen caja B, y tampoco sucede nada. Esto se ha cortar de inmediato, se pongan como se pongan.
Seguiremos...
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