Si os soy sincero, no sé qué temperatura hace, ni idea, ni siquiera he ido a un termómetro a averiguarlo, pero el cuerpo no engaña, y está helado. Ustedes saben que hay todo eso de la sensación térmica, por lo que a mí no me interesa lo que dice el termómetro, sino el frío que siento. Por si faltaba algo, se escucha alguna voz por redes sociales que anuncia casi un periodo de glaciación, dicen que habrá heladas en cotas inferiores a los quinientos metros de altitud.
Que caen lluvias abundantes, como en semanas pasadas, que viene un frío del carajo, cualquiera de las dos manifestaciones climáticas le viene como anillo al dedo a todos los que de alguna forma desean rentabilizar el miedo a un cambio climático, y hacer negocio de ello. Cuando llueve, llueve, y cuando hace frío lo hace, así como cuando hace calor, es lo que hay, aceptémoslo, adaptémonos lo mejor posible, y a seguir para adelante, siempre un paso al frente, siempre viviendo el momento presente. El pasado ya no existe, y el futuro además de incierto, todavía no es nada. Así que solo nos queda este momento, en el que yo escribo y usted está leyendo. Después habrá otra situación, la que tenga que ser, y tocará vivirla, pero por el momento solo tenemos el instante presente, que sí, que será perseguido de otro instante, y otro, hasta el infinito, eso es la vida, la sucesión de instantes en la que estamos inmersos.
El frío te ofrece la oportunidad de recogerte en tu casa, de estar con los tuyos, de sentarte en la mesa de camilla con el brasero y ver tu programa favorito, una película, etc. El frío te da la oportunidad de centrarte en ti, de sentarte al sol, de no hacer nada, de ser más consciente, de contemplar, de respirar, de vivir, de leer, de ser más tú. El frío te da la oportunidad de acostarte más temprano, de abrigarte con la manta, de sentir el confort de la cama, el silencio de la habitación y abandonarte al sueño por algunas horas más.
Como vemos, al frío también le podemos sacar partido, no hay nada negativo y sí necesidad de abrigarse más. Ya era hora de sacar del armario los chaquetones que estaban muertos de risa desde el invierno anterior. Ya suenan villancicos, al menos resuena en la cabeza, ya hay dulces de navidad en los comercios y grandes superficies. Ya nos quieren hacer gastar más dinero con el jodido black friday... ¡Hay que ver, cuántos inventos comerciales existen! La estrategia de las empresas es infinita también. Todos quieren parte del salario que ganamos trabajando, levantándonos temprano, quitando tiempo a nuestras familias y a nuestras pasiones, ocios, etc. Y como no tienen bastante, llega el Gobierno con el invento de la baliza inservible V-16 reclamando su parte. Todos pillan y el salario difícilmente aguanta hasta final de mes, ¡Vaya cómo se ha puesto de cara la cesta de la compra!
Entre las porquerías que ponen en las estanterías de los super e hiper, y los precios que marcan, tendríamos que ser selectivos e inteligentes para no pagar un dineral por comidas y bebidas chatarras, llenar la nevera de lo que sea imprescindible y de lo que menor dañe haga a nuestra salud. Todo lo que se etiquete lleno de E, de sustancias impronunciables, de grasas, azucares, harinas refinadas, etc., debería quedarse en las estanterías hasta que se los devolvieran a los que pretenden envenenarnos lenta y paulatinamente. Seguro que el carro, además de mas sano, llegaría a casa costando menos, muchos menos de lo que hasta ahora venimos gastando en comer. ¡Observe la próxima vez su carro de compra!, compruebe de cuántos productos podría prescindir, a la vez que mejora su salud y ahorra.
El párrafo anterior viene muy bien en este tiempo de locura de compras innecesarias, muchas veces por compromisos, que le damos un navajazo a la cartera, que la pobre se vuelve loca. Son tiempos en los que se compra compulsivamente, la fiesta y las panderetas, que están al llegar, te envuelven, además del consabido: ¡Es una vez al año, hay que disfrutar, el dinero está para gastarlo!, y demás perogrulladas por el estilo. Se puede tirar el dinero cuando sobra, pero aún así se ha de tener conciencia en esa parte de la humanidad que poco o nada tiene. Luchemos para conseguir que esto cambie, que toda la humanidad pueda vivir de una manera parecida y digna... ¡Y al frío buena cara!, es lo que dice el refrán.
Seguiremos...
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