Ya es hora de que los gobiernos dejen de sancionar a los ciudadanos con tal de someterlos a sus mandatos y caprichos. Es hora de que se respete nuestra libertad, y es hora de que se nos trate como adultos, al mismo tiempo que es hora de mostrar cuán respetuosos podemos llegar a ser. Esto último se le va a hacer más cuesta arriba a muchos, lo sé, pero no podemos seguir coaccionados por lo que hacen algunos.
En esta ocasión quiero abordar los radares y los límites de velocidad, así como la recaudación por tales motivos. Las señales de tráfico nunca debieron fijar una velocidad máxima sino una velocidad recomendada. No se puede conducir, como hoy se hace, pendiente del velocímetro en lugar de tener puesta toda la atención en la carretera. El conductor sabe, según el vehículo que lleva y el trazado de la carretera, la velocidad conveniente para seguir con vida. No creo que haya muchos ciudadanos que estén dispuesto a conducir y morir, más bien todos pretendemos volver de una pieza y preservar nuestras vidas. No queremos que sigan multándonos por nuestra seguridad, no quiero que sigan controlando si voy cinco o diez kilómetros por encima de la velocidad que los de la DGT consideran oportuna para tal o cual tramo de carretera. Y mucho menos quiero que me multen por ir esos cinco o diez kilómetros por encima de la que ellos consideran es la velocidad máxima en ese lugar. Es que se le ve a leguas su afán recaudatorio.
A veces, hay tramos en los que parece que la trampa está preparada a propósito, indican velocidad máxima 120, y de buenas a primera, sin que ninguna condición cambie, indican 100, y lo mismo para 80. Juegan con las velocidades a ver si nos despistamos y hacen caja a nuestra costa. Repito, no podemos ir conduciendo mirando el velocímetro más que a la carretera. Que hay muchos desaprensivos todos lo sabemos, pero no por eso hay que demonizar a los demás, ¿Van a prohibir tener a todos un cuchillo en casa? Es un arma que, uno que tenga mucha mala leche, puede emplear para ir por la calle matando a los que se crucen con él. ¿Por qué combinan el uso de aceras por patinetes, bicicletas y peatones? Eso nos pone en peligro en cuanto somos peatones, ¿Van a estar en todas las aceras vigilando y sancionando a los que transiten en patinetes y bicicletas a una velocidad por encima de una determinada fijada por la DGT? Se hace porque no hay vías dedicadas a cada transporte, ni espacio suficiente en las ciudades para ello, y está bien que se comparta la acera, el resto depende del respeto de la gente, de la tolerancia y del bien hacer de todos. Pues lo mismo pido para las carreteras, que se basen en esa misma confianza, ha habido accidentes con patinetes y bicicletas, incluso en algunos casos con finales trágicos para los peatones o conductores, pero no por eso se ha prohibido o se ha legislado una batería de sanciones para esos medios de transportes. Sé que hay muchos que piensan que cuando a alguien le tocan el bolsillo es cuando atiende las obligaciones, y puede que sea así, pero no debemos crear un mundo en el que solo nos permitan vivir enlatados, apretados, asustados, preocupados porque tal vez he pasado delante de ese armario metálico que hay junto al arcén de la carretera, cinco kilómetros por encima de la velocidad máxima... ¡perdone que no haya mirado el velocímetro y no haya tocado el freno!, pero es que he pasado sin sobresalto alguno, sin poner a nadie en peligro, sin que el vehículo me haya hecho ningún extraño, pero la rigidez aritmética de los legisladores manda...¡Ha excedido usted la velocidad que nosotros decimos es la máxima a la que usted puede circular en este punto!
¿Qué sucede en las rotondas, que tan de moda se han puesto en todas las ciudades y muchas carreteras cuando vienen cambios de sentido, desvíos en otras direcciones, etc.? Han optado por dejar el libre albedrio de la gente, y las rotondas han aumentado en número, será que no por dejarnos relacionarnos libremente con nuestros vehículos haya incrementado el número de accidentes y hace más fluido el tráfico, con respecto al control rígido por semáforos. Pues eso es lo que pido de las autoridades, que recomienden por nuestro bien, pero nos dejen hacer por nuestra salud y nuestra libertad, que nos respeten. No les pagamos para que nos metan las manos en nuestros bolsillos.
Seguiremos...
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