miércoles, 24 de diciembre de 2014

¡QUE VIENE EL COCO!




¡Que viene el coco!, vociferan ante los micrófonos y a los cuatro vientos. Hay que hacer que los ciudadanos teman cambiar. Hay que asustar con la vil verborrea para que las personas de bien y con sentido común, no tengan, ni siquiera, la oportunidad de pararse a pensar por si mismo sobre el cambio que se avecina, casi irremediable; en gran manera propiciado por el desastre organizado y orquestado por los actuales, que ya no me digno ni a nombrar.
¡Que viene el coco!, ¡que quieren convertir España en una Venezuela, en una Bolivia o en una Cuba cualquiera!, ¡cuidado que nos lo van a quitar todo!, ¡vienen a fracturar España, vienen a liberar a los etarras! y, cuántas tonterías más nos quedan que oír. El coco llegó hace tres años y nos ha dejado en ropa interior a los que antes vestíamos, los que antes ya estaban un poco desvestidos, los han dejado en pelotas picadas, sin trabajo, sin ingresos, sin vivienda y con una deuda pendiente de saldar.
El coco llegó el 20 de Noviembre de 2011, engañando a casi once millones de votantes, presentando un programa incumplido casi en su totalidad, sabiendo lo que había por ser el primer partido de la oposición hasta entonces y amparándose en la herencia recibida. Haciéndose el sordo y el loco, agarrando el sillón, llevándoselo calentito y los tres millones de puestos de trabajo que tenía en el bolsillo, nadie los ha visto. ¿No serán trescientos mil corruptos en lugar de puestos de trabajos?
Si nadie les da pie, ellos entran solos, ellos no pueden hablar de ningún tema sin nombrar o referirse a PODEMOS y es que ellos prefieren hablar de Venezuela, Bolivia o Cuba antes que de los problemas que tenemos en España y de sus posibles soluciones. No tienen soluciones si no se las dictan desde arriba, pero no desde el alto celestial sino desde Alemania y sus proximidades. No tienen proyecto propio que no pase por medidas copiadas de las que antes tacharon de populistas y, que ahora quieren ir aplicando porque se están quedando a la cola de las estadísticas de intención de votos de los ciudadanos.
Son falsos, muy falsos, los unos y los otros; ya saben, los que tantas cosas han votado en conjunto, a favor de los poderes monetarios y en contra de los derechos y el bienestar de los ciudadanos. El nuevo, el joven, el del vaquero, antes estaba en comisiones que votaron en esa dirección y ahora dice que todo va a cambiar, que se confundieron. Cuando gobernaban hacían unas cosas y en la oposición defienden las contrarias, ¿esto cómo se digiere? El tiempo de los del bipartidismo se acabó, tanto unos como los otros han gobernado suficiente tiempo como para haber puesto las cosas en su sitio, como para haber desarrollado una España industrial, productiva y fuerte económicamente, que no estuviera a merced de los bancos; pero prefirieron bailar al son que les tocaban, no tuvieron carácter propio ni suficiente amor hacia los ciudadanos de este país. Ya solo les queda alarmar: ¡Que viene el coco!

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