lunes, 22 de junio de 2015

CAMINAR, OÍR, CALLAR

                                                       Imagen: cordovaboss.wordpress.com        



Caminamos y vas contándome cosas, hablas de diferentes temas y de cuando en cuando dices que hable un poco, que no se me escucha. Tomo la palabra pero en seguida me interrumpes y vuelves a la carga, coges tu retahíla y bla, bla…., solo quieres escucharte a ti mismo, así que callo y ando a tu lado, te escucho porque es interesante lo que dices pero no me invites más a hablar si no me dejas hacerlo.
Durante la conversación me interpelas y sin haber contestado apostillas como si llegaras a una conclusión, o sea que preguntas y te imaginas mi respuesta, colocándome donde mejor te apetece. Esta persona es mayor y le respeto, le sigo el juego, le acompaño y paseamos juntos, aunque él es el que habla casi siempre, acapara la palabra como si estuviera dando los conceptos exactos de cuanto habla, así que prefiero no convertir el paseo en una confrontación y un gasto absurdo de energías.
Dice: “no hablas, hablas poco” y le digo que es así que últimamente prefiero escuchar, que hablo poco y que es posible que hable menos en el futuro. Trato de ser consciente del paseo, sentir que estoy andando, ser también consciente del acompañante, tratar de comprender cuanto dice, estar atento al momento, bueno es como un juego y a mi me gusta. Me gusta estar atento a mi mente y la observo mientras ando y escucho, miro si se produce algún pensamiento, si no, si se relaja, si quisiera impulsar una intervención, analizo si merece la pena decir en ese momento aquello que ha fabricado y, en definitiva, vivo una sensación de un cierto control que me agrada.
Cuando alguien está muy convencido de algo y lo expone, lo que menos desea es que otro venga a tumbarle su creencia, así que prefiero dar unas pinceladas, trato de colorear un poco y espero la respuesta del acompañante. Si acepta o parece que ve algo que antes no veía, continúo, doy un poco más, pero si hay reacción a la defensiva voy retirándome despacio y sin hacer ruido; eso significa que el pensamiento o convencimiento de la otra persona está bien enraizado y vamos a chocar, después de haber hecho algunos intentos o incursiones en el tema, me retiro, me alejo lentamente. No quiero discutir si la otra persona no muestra apertura y prefiere mantener su idea contra viento y marea. A veces, se da el dialogo y es la otra persona la que logra mostrarme un aspecto que yo no veía, esto también es frecuente, entonces escucho, trato de comprender, doy un pasito atrás e incorporo lo aprendido.
No tengo más remedio que mantener una conducta abierta y humilde, porque los demás no son tontos, cada cual tiene sus experiencias y sus conocimientos, así que me preparo para aprender de todas las personas con las que comparto mi tiempo.
Muchas veces soy imprudente cuando hablo, por eso mismo, porque digo cosas que el otro no desea oír, prefiero callar, lo intento siempre que puedo. En muchas ocasiones el otro no comprende como se dicen las cosas y se crea un conflicto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

CUALQUIER DÍA ES BUENO PARA MORIR

CUALQUIER DÍA ES BUENO PARA MORIR

Mis tres primeros libros

Mis tres primeros libros

SOMOS LA LOCOMOTORA DE LA CORRUPCIÓN DE LA UE

SOMOS LA LOCOMOTORA DE LA CORRUPCIÓN DE LA UE
Volumen 1, 2 y 3

NOVELAS CORTAS DE FICCIÓN

NOVELAS CORTAS DE FICCIÓN

CRÍTICA SOCIAL-POLÍTICA 2016

CRÍTICA SOCIAL-POLÍTICA 2016

TRABAJO INTERIOR

TRABAJO INTERIOR

UN POCO DE MÍ

UN POCO DE MÍ
Críticas y soluciones