sábado, 19 de octubre de 2019

YA LE TOCABA A CATALUÑA

                                               Imagen: www.europapress.es

Llevaba unos días sin escribir por falta de tiempo, pero las imágenes patéticas sobre los conflictos en Cataluña estaban entrando en casa, como lo hacen en todas las vuestras. Unos salvajes recorren las calles y plazas de las diferentes ciudades catalanas arrasando todo cuanto encuentran a su paso, prendiéndole fuego, rompiéndolo, destrozándolo, poniendo en peligro a las personas y sus propiedades. Levantan acerados para apedrear a los policías, rompen escaparates, paradas de autobuses, arrancan señales de tráfico, prenden coches, motos, contenedores y dejan en la mitad de las calles y carreteras todo tipo de materiales, incluso casetas de obra, que  cualquiera sabrá desde donde las arrastran para impedir el paso de los cuerpos de seguridad y hacer que se hable de ellos y de ningún otro problema que nos pueda afectar al resto de los españoles. Digo, al resto de los españoles, porque ellos también lo son además de catalanes, como otros somos españoles y andaluces, vascos y españoles, maños y españoles, valencianos y españoles, etc., si no lo quieren, que hubieran nacido fuera del territorio nacional. Es solo cuestión de la casualidad, pero no se puede negar lo evidente, otra cosa es que cada cual se sienta más identificado con su región que con el territorio nacional, y lo sienta más o menos, lo quiera más o menos; pero es que esa gente, además de no ser de Cataluña más de la mitad, han venido de otros países a apuntarse a una “guerrilla” que a ellos ni les va ni les viene, no quieren a Cataluña, la están destrozando físicamente, vienen a crear miedo, están deteriorando económicamente la región, están paralizando la actividad, la empobrecen, han acabado momentáneamente con la fuente económica del turismo, la gente no puede llegar a su trabajo, bloquean el transporte y la movilidad de cualquier signo… ¡eso no es querer a Cataluña, ni a su gente!
Nada justifica la violencia ni en un sentido ni en otro, tenemos un cerebro para pensar y una boca para hablar, así como una supuesta inteligencia que debiera hacer posible el entendimiento de las partes. Prohibir no es una solución y, destrozar tampoco lo es, escuchar la voz de los ciudadanos siempre será un signo sano de democracia, somos los ciudadanos los que debemos tener la voz siempre y si ello conlleva a que se deba preguntar a ellos, habrá que hacerlo. Hacer un referéndum nunca debiera ser un acto ilegal ni penado, no hay un acto más directo que represente el hacer democrático, que escuchar lo que tiene que decir el pueblo acerca de un tema determinado. Esto no lo han entendido la mayoría de los políticos españoles, tampoco muchos de los políticos catalanes. No hay que tener miedo a los resultados de las urnas ¿mandan o no mandan los ciudadanos?, ¿hay o no, democracia?, es que no se puede seguir guiados por una Constitución que viene nacida de una dictadura, con una carga o herencia fuerte de la misma, hay que modificar las leyes para que tenga cabida lo que los ciudadanos quieren. El poder no lo puede tener una ley antigua sino el deseo manifiesto de la ciudadanía, y para ello ante la irritación de esta, hay que oírla y tomar medida para que sus deseos se lleven a cabo, llegados a este punto volvería a repetir: ¿mandan o no mandan los ciudadanos?, ¿hay o no, democracia?
Los medios, como cada vez que hay miseria como la que sucede en estos momentos en Cataluña, contentísimos, se valen del morbo, de las situaciones violentas, del relato de la desgracia, y a eso, no dicho de paso, sino recreándose en el desastre y la devastación, dedican horas y horas de emisión, hacen programas monográficos para emitir horas de negatividad que reparten como el que está repartiendo caramelos a la puerta de un colegio. Bastaría con decir en un informativo que siguen los incidentes en Cataluña, pero los poderosos, dueños de las principales cadenas televisivas de España sabrán el por qué, las ventajas que proporciona verter tanta mierda sobre las cabezas de la ciudadanía.
Los de la derecha, con cierta maldad, antes de que se diera a conocer la sentencia del procés, ya estaban difundiendo que tienen que cumplir la condena integra, que nos le fueran a indultar, etc., ninguno piensa en las familias de los políticos condenados y en sus hijos, solo en privarles de libertad porque dieron, según ellos, un golpe de Estado, ¿hemos cambiado de gobernante?, tal vez yo no me he enterado. Se ha querido, desde mi opinión, dar un castigo ejemplarizante a esos políticos catalanes por desobedecer las leyes viejas de España y obedecer a los mandatos del pueblo catalán. Ya sé que sacaron mayoría en escaños y no en votos, pero ¿acaso no es igual en cada elección española con la injusta ley electoral vigente?, ¿no sucede igual en las elecciones nacionales, no favorecen los escaños con respecto a los votos obtenidos a PP y PSOE? Lo de las letras grises no es casualidad, desde mi punto de vista, perdieron la condición de socialistas y la de obreros hace tiempo.
Para concluir, lo que sucede en Cataluña no es de recibo, pero no escuchar al pueblo catalán, tampoco lo es, y no ser capaces de llegar a una solución pactada, mucho menos. Querer conseguir las cosas por la fuerza solo genera violencia, no es el camino. Volveré a repetirme, como vengo haciendo desde que lo hice mío, me llegó, lo sentí… todo se arreglaría si cada cual llegara al siguiente convencimiento:
-       Me importa lo que le suceda a los demás.
-       Deseo para los demás, lo mismo que quiero para mí.
-       Amo a los demás.

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