Creo que está sucediendo algo extraño, al menos a mí me lo parece, como poco existe una confusión intencionada o errónea. Hace unos días en un informativo de televisión tuvieron la desfachatez de decir que este año solo había seis casos de gripe, que la población no se había contagiado, probablemente por el uso de la mascarilla, la distancia de seguridad, el lavado de manos, en definitiva, por todas las medidas anti COVID puestas en marcha. Ni que una mascarilla quirúrgica fuera una máscara anti gas, estuviera blindada o algo así; ¡pues no tiene huecos por los que entrar todo lo que haya en el ambiente! La gente ha seguido reuniéndose sin mascarillas en ciertos locales donde se bebe y se come, pero sin pretender criminalizarlos, sino con la intención de demostrar que el contagio de la gripe estacional se ha dado casi como siempre; solo que este año… ¡todo es COVID!, ahí es donde quiero ir a parar. Entonces, ¿ningún sanitario distingue entre gripe y COVID, los test tampoco? De los test se ha dicho en repetidas ocasiones que son poco fiables, que los positivos los da como al que un caramelo le da en la cabeza al paso del rey mago.
¿Qué se está haciendo con la economía?, parece que se hubieran puesto de acuerdo para reventarla, para empobrecernos, para que solo queden en pie los subvencionados, ellos parecen hacer el papel del capitán de la nave, tratando de ser los últimos en abandonarla. La abandonarán en el momento que el dinero no les llegue para abonarle sus salarios, para entonces cómo estará la nación española, ¿raquítica, moribunda? Que nadie piense que soy un negacionista, virus habrá y enfermos también, pero las cifras hablan por sí solas. Acaban de decir en radio que ayer murieron en España setecientas personas por, supuesto, COVID. Setecientas personas fallecidas, se dividen entre cincuenta y dos provincias, operación que arroja a poco más de trece muertos por provincia, ¿esa cantidad de personas es la suficiente para perimetrar casi todas las provincias de nuestra geografía, tener cerrado muchos negocios por no ser considerados esenciales las actividades que desarrollan, o para seguir montando el circo de los disfraces al que nos obligan? Yo diría que cualquier año, cualquier día como el de ayer, se han podido morir tantas o más personas que las que fallecieron ayer.
Vuelvo a preguntarme: dónde están los enfermos de gripe de cada año, es evidente que la cifra de estos enfermos se han contabilizado como pacientes COVID, por tanto los test tienen la fiabilidad que tienen y la sanidad se está limitando a diagnosticar por los positivos que los inexactos test arrojan. Esto no es suficiente para paralizar un país, para cargarse la economía del mismo, para empobrecernos todos y para que los que son ricos tengan posibilidad de invertir en empresas que se van a la quiebra o viviendas de propietarios que no pueden hacer frente a sus deudas, ¿a qué se está jugando? Ahora va llegando lentamente, como cada año la estación en la que florece todo y el polen se esparce en el aire para fecundar y dar vida, al tiempo que se producen las alergias primaverales, ¿tendremos una cuarta ola COVID?, ¿serán diagnosticados los alérgicos, que suelen presentar cuadros de insuficiencia respiratoria, como los nuevos enfermos de COVID?
Hay otras causas por las que las personas no pueden respirar bien y no son COVID, ya sé, los sanitarios estarán diciendo que lo saben y que estoy diciendo necedades, de acuerdo, son ellos los que saben y tampoco quiero desacreditarlos, pero dónde están los enfermos de gripe, ¿solo seis casos en España este año?, esto no es creíble. Han engrosado las estadísticas que, por lo que sea, ha interesado hacer crecer desmedidamente. El país se lo traga tal cual, los políticos se lo embuchan tal cual, los sanitarios tratan a todos como enfermos de la pandemia y, una vez todos sumidos en el pánico, viene la compra apresurada de miles de millones de dosis de la vacuna. ¿Es imprescindible hacer todo lo que se está haciendo, que no es construir sino destruir? Ya vendrán los reconstructores y se llevarán sus buenas comisiones por salvarnos de morir ahogados por el tsunami que han propiciado.
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