La gente piensa que si el rapero ingresa en la cárcel como consecuencia de sus letras, se le está quitando el derecho a la libertad de expresión, y es que hay letras que traspasan el mal gusto, introduciéndose en lo cruento, en la maldad, en la violencia, y como dice la sentencia que le ha llevado a la prisión, en la apología del terrorismo. ¿No se puede decir casi lo mismo, no se puede protestar sin desear la muerte violenta de unos y otros con nombres y apellidos? Una ficción es una ficción, no tiene nada que ver con la realidad, es un relato, una novela si quieres, pero no señala a nadie en concreto. Seguimos en una sociedad falta de valores, los de más arriba son los primeros que no respetan, ni a sí mismos ni a los demás, lo que se transmite al resto de la población. Los valores humanos, el respeto y la educación es un todo que se le ha permitido florecer dentro, o no se tiene, y si no se tiene, ni se puede enseñar a los demás, ni se trata a los otros con el suficiente respeto. Algunos han creído que su libertad de expresión puede albergar la venganza, el odio, los peores deseos, las mayores desgracias, y que tienen que ser toleradas por el conjunto de la ciudadanía, pero a pesar de las piedras lanzadas, de los escaparates rotos, de los contenedores incendiados, de las agresiones entre civiles y policías, o entre policías y civiles, nada de eso justifica la lucha contra los pensamientos del otro, o contra las leyes establecidas.
La justicia ha de ser igual para todos, aunque por desgracia sabemos que no es así, en primer lugar excluyendo al subvencionado mayor del reino, así que ya la ley no es igual para todos los españoles; en segundo lugar, porque hemos visto demasiadas veces cómo la justicia se aplica aleatoriamente, de un modo diferente, dependiendo del cargo del personaje infractor. La ley tal cual, es solo para los pobres. En ese caso no hay inconveniente para que sobre el pobre caiga todo el peso de la ley, no así contra ciertos políticos exaltoscargos, corruptos para más señas, que se lo llevaron por la puerta de atrás, incluso a paraísos fiscales; nos robaron por la cara, los jueces y fiscales lo saben, pero no actúan, contra los pobres sí lo hacen, pero este no es el caso que nos ocupa, solo que he pretendido abundar en lo injusta que es nuestra justicia, si es que existe como tal.
Es evidente que se pueden hacer letras de cualquier motivo o relato, pero no se puede exaltar el terrorismo, porque al mismo tiempo que existe la ley que preserva nuestro derecho a la libertad de expresión, hay otra que condena el enaltecimiento del terrorismo. Incluso existiendo las leyes en ese sentido se pasa mucho la mano, creo que se juega a no cabrear demasiado al personal, hay celebraciones en memoria de tal o cual terrorista, se permite que se manifiesten franquistas con banderas anticonstitucionales, incluso nazis, o que exista abiertamente una fundación llamada Francisco Franco. La tolerancia de la justicia es enorme, pero un pueblo educado, cívico, humano en sus actos, no puede ir por la vida difundiendo odio, rencor, ansias de venganza, pensamientos asesinos: clavar el hacha en la cabeza de tal, que el otro salte por los aires, que los terroristas vuelvan a matar. Nada de esto comparte algo bueno para el bien y la tranquilidad de una sociedad, sino que más bien puede incendiar las mentes de algunos, al menos hay peligro de que ello ocurra.
Me gusta el rap, igual que me gusta el Blues, el Rock o el Jazz, me parece genial la canción: Libertad de expresión de El Chojin, por ejemplo, ya que estamos con esto. Me gusta la crítica, la protesta, ayudar a despertar a la población del letargo o soñolencia en la que los medios de desinformación la tiene sumida. Intento poner mi granito de arena, tal vez como quiso hacer Pablo Hasel, pero, repito, se puede decir casi lo mismo sin perder la compostura, el respeto, la educación y los valores humanos que deben imperar en una sociedad civilizada.
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