viernes, 25 de octubre de 2013

EL FÚTBOL


Hablaré de fútbol, lo haré solo como espectador desde el sofá de la casa, hablaré de ese deporte, como dicen algunos, de veintidós tíos en calzonas corriendo detrás de un balón.
Hablaré del fútbol, porque últimamente está ocurriendo algo con la forma de jugar, con la táctica de juego, con los sistemas empleados por los equipos. He visto tres partidos en las últimas semanas, en los que han jugado: la selección española, el Barcelona y el Sevilla, sorprendiéndome la ineficacia del juego de los tres conjuntos. Un juego de excesivos toques, mucho juego en horizontal, casi nulo juego en vertical, nada de peligro, casi todos los jugadores mantienen su posición con rigidez y poco movimiento, nadie inventa nada, nadie esprinta entre líneas o por los huecos y escasos disparos a la puerta contraria. El resultado es que hay muy pocos goles, que los partidos son demasiados aburridos y que así no se ganan los partidos.
No se quien ha inventado esta forma de jugar al fútbol, está claro que el jugador lo ha adoptado con prontitud pues le da un gran respiro, corre el balón, no ellos, pero falta el arma ofensiva que además la tratan de solucionar con un hombre en punta, al que no le llegan los balones porque le rodean constantemente tres defensores. A pesar de esta situación de desventaja del delantero, se empeña su equipo en jugar por bandas y lanzarle balones desde las mismas, y así no las huele, peligro cero.
Los jugadores encantados, salen a trabajar, corren menos, cobran lo mismo porque creo que la crisis tampoco ha afectado a este deporte, siguen cobrando sueldos indecentes para los tiempos que corren, y siguen los comentaristas justificando que no lleguen a un balón si antes se hicieron un largo del campo corriendo. ¿Qué preparación física tienen los jugadores, que tras una carrera le flaquean las piernas? Aquí está fallando algo, bien la forma de entrenar, las exigencias, la entrega, el tiempo de trabajo, las condiciones del mismo, la falta de responsabilidad, algo no va bien.
Esta clase élite de jóvenes millonarios necesita un centramiento especial y cuidadoso, porque de lo contrario dan una de cal y una de arena, no hay continuidad o progresión en los resultados, y como toda empresa, en esta aún más, se requieren resultados en consonancia a la inversión y los gastos, nada despreciables en este sector deportivo; tal vez el deporte, o uno de los mejores pagados del mundo.
Si esto va a ser así, es preferible que jueguen al fútbol con salarios de trabajadores de cualquier otra empresa, que por otro lado nunca he entendido porque esto no ha sido así, 1.500 ó 2.000 euros al mes, con un contrato de trabajo, por un tiempo determinado, con posibilidad de despido tal como sucede con un trabajador cuyo rendimiento no agrada al empresario, etc., no entiendo porque han de ser trabajadores especiales. Tampoco vale el tópico de que el jugador o el deportista tiene una vida muy corta, pues ya sabe lo que tiene que hacer, prepararse para el día de mañana, estudiar para ejercer una profesión cuando cuelgue las botas, o sencillamente, como el resto de los mortales, buscar un nuevo trabajo en el mercado laboral.

Por qué se han de retirar los jugadores de fútbol a los treinta y tantos años, millonarios, cuando el resto de la población tiene que estar sujetos a las obligaciones laborales hasta la ancianidad, y como sigan los anormales pidiéndolos, hasta morir con las botas puestas.

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