jueves, 16 de enero de 2014

CIVISMO, PLEASE


¿Qué les ocurre a ciertas personas?, llegas al portero electrónico de un bloque de pisos o de una urbanización y ves que han pintado la pantalla, faltan botones, algunos están rotos o bien han rallado con algún objeto punzante la superficie que queda a la vista. Pasas por delante de los buzones y ves que han forzado algunos de ellos, a otros les falta la cerradura y a algunos les han arrancado la placa que contenía el nombre de los propietarios del piso al que corresponde aquel buzón. Te vas a montar en el ascensor y puedes leer en la puerta nombres, groserías o garabatos ilegibles que han realizado con alguna llave, destornillador, etc.
Paseas por las aceras de la ciudad y tienes que ir esquivando las minas antipersonas, dejadas por nuestros mejores amigos los perros, por supuesto con la debida autorización y mala educación o poco civismo exhibido por sus dueños. Sigues el paseo y miras como han debido apedrear las farolas, para que muchas de ellas tengan sus cristales destrozados; algunos de los bancos que te encuentras al paso también han sido victimas del mal uso, no están en sus mejores condiciones, están pintados o rotos. Las bicicletas siguen por las aceras cuando se les acaban los carriles bici, serpentean los ciclistas por entre los peatones y pasear deja de ser un ejercicio relajante.
Los aspirantes a grafiteros pintan las paredes, las persianas de los negocios, las cabinas de teléfonos, las paradas de los autobuses, las mamparas anti sonidos de las autovías, las señales de tráfico, los semáforos y hasta se atreven con los autobuses, camiones, furgonetas, etc.
Afortunadamente se pasó la moda de los moteros de escape libre, aquellos que llevaban motos de poca cilindrada, trucadas y manipuladas, que al acelerar por cualquier calle, no corrían demasiado pero hacían un ruido endemoniado que crispaba a cualquier persona. No obstante, aún quedan algunos, afortunadamente muy pocos, creo que son los mismos que ahora llevan automóviles, se hicieron mayores y pasaron de la moto al coche, tal vez son los que circulan con las ventanillas abiertas y un equipo de música bestial, tanto que cuando pasan te hace vibrar hasta el michelín cervecero.
A veces amanecen contenedores a los que les han prendido fuego por la noche, cristales rotos de algunos coches, espejos destrozados por el kung-fu de turno que llevaba un pedo que ni él mismo se aguantaba y se desahogó con lo ajeno. La noche también la aprovechan los cacos para alunizar en los escaparates de los negocios de otras personas, revientan las lunas y las persianas llevándose cuanto les de tiempo antes de que oigan las sirenas de la policía.
Casi todo lo expuesto es evitable, si se quiere, porque casi todo está sucediendo por el placer de hacer daño, otras por darse un gustito, otras por necesidad y muchas por falta de respeto, educación y civismo, ¿no creen? Debe haber mucha gente contrariada, con necesidad de sacar de sí cantidad de rabia que sería lo que justificaría esta forma de vivir con total desprecio hacia lo que es de todo en unos casos, de ciertas personas en otros.

Por favor, pueblo, tribu, como queráis que os llamemos, que la vida es estupenda pero vamos a tratar de que sea estupenda para todos, vamos a respetarnos, vamos a mostrar más consideración hacia los demás y las pertenencias ajenas. ¡UN POCO MÁS DE CIVISMO!

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