LA GRAN MAYORÍA DE LOS POLÍTICOS NO VALEN NADA

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Como nos ha demostrado el complot que tienen para escapar de la justicia, para ocultar información a la ciudadanía, para actuar sin el mínimo rigor y respeto hacia el pueblo, o creando chiringuitos como el que Ayuso acaba de habilitar para el “chaquetista” Tony Cantó, seguimos en disposición de poder afirmar que la gran mayoría de los políticos no valen nada.

La introducción, como ven no beneficia a unos ni a otros, no diferencia colores ni banderas, no existe un sentimiento exprofeso de atacar por atacar, pero no les voy a negar que duele, y mucho, que sus prepotentes señorías, nos ignoren… ¡y de qué manera! Duele que derrochen lo que es de todo, que lo vendan, que se sirvan de todos nosotros para enriquecerse, para estafar, para llevarse los dineros fuera del circuito legal, empobreciendo a la gente humilde, añadiendo carga a las arcas públicas mientras endeudan al país y a su gente.

Los partidos políticos son chiringuitos, agencias de colocación de amigos, seguidores, simpatizantes rastreros, pelotas, que es como vulgarmente se les llaman, de familiares y de todos los que estén dispuesto a defender los ideales del partido, aunque con ello no salgan del ruido o no lleguen a ninguna parte, solo es cuestión de permanecer en el tiempo con el kiosco abierto para poder cobrar, comer y vivir a lo grande a costa del dinero de los contribuyentes. Ya del asunto legal o no, de la aplicación de la justicia, si es que quedara algo de ella que aplicarle a “los grandes de España”, a sus señorías, a los tesoreros de partidos, a los presidentes de los mismos, a los evasores de capitales cuando hacen el camino hacia Suiza, Andorra, Gibraltar, Belices, etc.; de eso ya hablaremos, nadie la ve, me refiero a la justicia, aunque también se puede decir del dinero evadido. En este país, parece que la delincuencia de clase alta no se vigila, ¿quién controla las miles de empresas off-shore que se abren para blanquear el dinero negro? Empresas utilizadas por políticos del Gobierno, Ministro Soria en Panamá, El milagro español: Sr. Rato, por muchas otras latitudes del mundo, Jordi Pujol y su querida Andorra. El emérito por otros tantos lugares, escondiendo comisiones, porque no tenía bastante con llevar toda la vida mantenido por el pueblo español… ¡QUIEREN MÁS!, esa gente no se harta. Ahora el “empresario” ventrículo de profesión y chorizo de devoción, Moreno de apellido… ¡TOMA MORENO!, ¿Nadie de la Administración controla a esa partida de mangantes?, ¿nadie lo advierte a tiempo?, ¿cuántas causas de choriceo prescriben?, ¿en cuántas ocasiones se mira para otro lado?, ¿a cuántos le ha valido aquello de no sabía lo que sucedía, no vi nada, no oí nada, o las grabaciones no se admiten a prueba porque se tomaron de un modo “ilegal”? Pero, dicen lo que dicen, revelan un delito, pero claro, el negro sobre blanco escrito con intencionalidad de absorber a ciertos delincuentes selectos, cobra un protagonismo ubérrimo y anula a la justicia contra el crimen organizado, como organizado parece estar el código penal para dejar libres a los señores pájaros de mal agüero y capas sociales altas.

La necesidad de disolver el sistema es imperiosa, es urgente reconstruir despacio y con orden, revisando todo lo escrito porque ello, en gran medida, es tendencioso hacia el mantenimiento en el tiempo de los privilegios de algunos, las ganancias de esos mismos y sortear a la justicia cuando fuesen descubiertos haciendo de sus fechorías, esas tropelías que con tanta frecuencia acostumbran acometer y ejecutar a la espalda de las fuerzas del orden, de los jueces y fiscales, de la ciudadanía, sin que ninguno advierta o reconozca los hechos delictivos.

El dinero sigue siendo un mal de la sociedad mundial, ya sé que muchos dirán que con el dinero se hace todo, pero igual sin dinero y todos haciendo lo que mejor saben hacer, con voluntad de hacerlo, nos dedicaríamos a seguir haciendo lo que hacemos. Parece un trabalenguas, no obstante, hay que tratar de mirar más o mirar de nuevo, a ver qué se descubre. La razón de hacer las cosas no es el dinero, es la voluntad de conseguir unos resultados, es la curiosidad por investigar para alcanzar otros fines, es la de superar ciertos problemas, la de mejorar productos existentes, ayudar a mejorar la vida de la gente, y muchos lo hacen todo para conseguir más dinero ellos. Yo creo que todo se puede alcanzar sin dinero, con organización, con colaboración, con reparto por igual de la riqueza (que no tiene que ser crematística).

La sociedad sin dinero es totalmente posible y capaz, solo que a algunos interesa que el yugo que nos retenga y aprisione sea el dinero. Creando el círculo vicioso (ganar-consumir) que es posible siempre a base de nuestro esfuerzo físico, mental y dando un tiempo maravilloso e irrepetible que es nuestro tiempo existencial.