sábado, 18 de octubre de 2014

¡ÁNIMO, TERESA!




Me alegra mucho saber de la mejoría del estado de salud de la enfermera Teresa Romero, que se infectó del virus del ébola, por ocuparse voluntariamente de los religiosos que se repatriaron tras hallarse infectados. Ahora todo es optimismo y alegría, afortunadamente, parece que supera muy favorablemente la enfermedad, sus defensas vencen al virus y se va a recuperar completamente, ¡que alegría!
Además de la gravedad de la enfermedad, es posible que se le haya cogido más aprecio por toda la parafernalia que los políticos crearon alrededor del caso, inculpándola, volcando toda responsabilidad en esta criatura medio moribunda, entonces. Toda la incompetencia de los políticos en lugar de asumirla, cosa a la que no están acostumbrados nuestros dirigentes, la lanzaron como dardos envenenados contra esta profesional que se había infectado. Un accidente de trabajo que a la fuerza quieren achacarlo a un error suyo y no del sistema sanitario no preparado para este tipo de enfermedades infecciosas. La formación dada a los sanitarios ha sido de risa, el protocolo totalmente improvisado, las condiciones del hospital insuficientes y sin embargo la única responsable, que nos han querido transmitir, es la pobre enfermera.
Pues afortunadamente la enfermera va a salir y espero que le ponga la cara colorada a más de uno y de dos, empezando por el impresentable responsable de sanidad de la comunidad de Madrid, siguiendo por el presidente de la comunidad, continuando por la Ministra de sanidad, Ana Mato, mal apellido para dedicarse a temas sanitarios, y terminando por pedir responsabilidades o explicaciones al mismísimo presidente del “ingobierno”. Por qué ella que es la persona que se ha jugado la vida es la responsable de la incompetencia de los citados anteriormente. Por qué no dimite nadie, por qué no se expulsa a nadie.
Por encima de todo, hasta de la muerte injustificada de su perro, vivimos la alegría de que Teresa sale, va a salir, mejora cada día y creo que todos nos sentimos menos compungidos.
Por qué no se le hizo ningún análisis de sangre al perro a ver si tenía el virus, antes de tomar una decisión tan nazi. Esperanza Aguirre, eso si que es actuar como nazís, excalibur no tuvo oportunidad alguna, ni esa analítica, ni pasar una cuarentena, claro si para los nazis no tenían valor las vidas de las personas, ¿va a tener la de un perro? A pesar de ello, no he oído a la señora Aguirre despotricar contra los que decidieron sacrificar al animal. Espero que se pongan los responsables de aquella decisión frente a Teresa, cuando ya se encuentre con todas sus fuerzas y en perfecto estado de salud y les digan que ellos fueron los nazis que lo hicieron.
Teresa, fuerza y esperamos verte pronto desarrollando tu trabajo.

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