domingo, 26 de octubre de 2014

INDEFENSIÓN




El viernes, los amigos de lo ajeno vinieron a visitar a mis vecinos, les hicieron un butrón en el trastero y les robaron una moto Kawasaki y dos bicicletas de montaña. La guardia civil hizo una visita de rigor, sin tomar huellas, tampoco se llevaron una bicicleta vieja que los chorizos dejaron en los alrededores, seguramente en la que vinieron desde donde quiera que hubieran venido; evidentemente de alguna urbanización cercana o pedanía próxima. La guardia civil se limitó a decir que levantaría un atestado de lo sucedido y le recomendó a mi vecino que fuera al mercadillo del charco de la pava, por si decidían ponerla a la venta en aquel lugar. ¿Por qué no van ellos?
Un día más tarde, un conocido de mi vecino le llamó indicándole que le parecía haber visto la moto en un emplazamiento cercano a nuestra urbanización, así que mi vecino telefoneó a la guardia civil, que siempre ha atendido todas las incidencias que se han vivido por aquí, pero le dijo que era una cuestión de la policía nacional, que se dirigieran a ella con una foto de la moto y con la certeza de que estuviera en ese lugar; o sea, que le invitó a que asumiera el riesgo y las molestias él y no la policía.
Comprendo que los ciudadanos estamos muy hartos de la actual situación de corrupción del país y que los agentes del orden público, como nosotros, deben estar igualmente indignados, pero lo que no llego a comprender es como los ciudadanos nos sentimos indefensos ante los chorizos, desatendidos por la guardia civil, en este caso por ser un entorno rural o alejado del centro de la ciudad, cuando a estos señores se les olvida que son empleados nuestros, que entre todos pagamos sus sueldos.
Creo que deberían preocuparse un poco más por los problemas ciudadanos y buscar una forma de encontrar una solución. Sin embargo, echan toda responsabilidad de que investigue la victima y solo cuando encuentre lo robado, les indique donde están sus cosas robadas para que vayan a recuperarlas. ¿A dónde estamos llegando?
Lo peor de todo es que se provoca una psicosis en la vecindad al verse golpeada una y otra vez por los ladrones y todos nos encontramos alerta, sin necesidad de estarlo. Todo esto altera la tranquilidad y en muchas ocasiones le sustraen a personas que viven al día, que tienen que hacer un gasto extra en la reparación de los daños a la propiedad, amén de las cosas que seguramente ya no verán jamás.
Los agentes del orden y las leyes te prohíben defenderte y defender lo que es tuyo contra las bandas de delincuentes, pero es que no nos sentimos lo suficientemente respaldados por las fuerzas de seguridad. Vienen a tu llamada cuando pueden en función de la disponibilidad, no investigan nada y quieren que tú encuentres a los ladrones, que ya irán ellos a por lo robado si es que, todavía, lo tienen consigo.

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