sábado, 28 de julio de 2018

COMIENZAN "LAS VACACIONES"



Llegan las vacaciones, la guardia civil se pone en alerta, la circulación se incrementa, los motores rugen, el combustible se quema y la atmósfera se poluciona. No importa, es periodo de vacaciones y esto lo justifica todo: excesos en el comer, excesos en el beber, excesos en el trasnochar, se dan las charlas, los gritos y las carcajadas hasta altas horas de la noche en las terrazas de los bares, vecinos que trabajan y tienen que levantarse temprano sufriendo o padeciendo esa nocturnidad ruidosa que está de vacaciones. Los bares llenos hasta casi el amanecer, igual las discotecas y la gente peregrina a la salida del sol tambaleante y un tanto perdida calle arriba y calle abajo. Las voces entran por las ventanas abiertas de las viviendas, que al paso de esos festeros y festeras, despiertan acordándose de sus padres y de sus madres… ¡qué bonitas son las vacaciones!
En las playas la gente se apiña en la escasa sombra de una sombrilla, cerca de la arena mojada, los niños juegan a la pelota y los mayores se broncean mientras practican agachándose a recoger una pelotita a la que tratan de dar más de dos veces con unas pequeñas raquetas de madera. Es el único deporte que van a hacer durante el año… esos ratos de recogepelotas, esos saltos imposibles tratando de alcanzar la pelota lanzada por la pareja, el hijo o algún amigo. Van llegando más personas y van clavando su sombrilla en la arena. Los niños con la pelota y los padres con las paletas tienen que comenzar a recular hacia el agua si quieren seguir jugando a lo que estuvieran jugando, sin golpear a los veraneantes cercanos. Cuando resulta imposible seguir jugando, y las pelotas han llegado en varias ocasiones a las sombras de esas otras personas, así como que se han cruzado ciertas miradas poco amistosas; deciden dejar las palas y darse un chapuzón, pero los niños se niegan a dejar de jugar al fútbol, el deporte nacional, y los padres les convencen de que vayan a bañarse con la pelota.
Es entonces cuando se produce el segundo episodio más común: ocupar un buen trecho de la playa de baño para ellos solos, pues comienzan a lanzarse la pelota unos a otros. Ahora las miradas poco amistosas proceden de los que deseaban tomar un baño tranquilo y no pueden dejar de mirar la dichosa pelota que vuela para un lado y para otro, no vaya a ser que le den un pelotazo. La pelota, como es lógico, escapa del campo de acción de algunos, sea alguno de los niños o sea alguno de los padres, yendo a impactar en el agua al lado de un señor mayor que, casualmente, sumergió su cabeza casi al mismo instante para salir peinado… por poco le vuelan el bigote. Cuando esa persona mayor emerge lo primero que hace es ponerles la vista encima, torciendo levemente su bigote. Los jugadores tratan en un primer intento de posicionarse en un lugar más profundo, pero allí los niños pierden pie, no es seguro, y cuando uno de los suyos está en peligro, es el momento de llevar la pelota al feudo de su sombrilla. El padre sale con la pelota al tiempo que le dice a los niños que caminen hacia la orilla – “niños, ahí hay demasiada agua, id hacia la orilla” – Los niños regañadientes con su padre por haberles quitado su diversión, en un primer momento, se hacen el duro y no se mueven, pero ante la insistencia del padre, sueltan un sonido irreconocible y comienzan a caminar hacia donde el padre señaló con su mano.
En unos minutos, se hacen presas del aburrimiento y deciden sentarse bajo la sombrilla. La madre hurga en un canasto y saca unos zumos para los niños, así como una bolsa de patatas fritas y otra de gusanitos. De una nevera sacan sendas cervezas, las abren y comienza el festín, le pregunta al marido: “niño, ¿quieres un filetito?”. El marido le responde que sí, que el deporte le ha abierto el apetito.
Los de la sombrilla de al lado les miran y parecen haberse afectado por el olorcillo que emanaba del tupper abierto de los filetes, así que comienzan a hurgar en sus provisiones y sacan unos platitos que los deposita sobre una pequeña mesa plegable. Después, abre un tupper y aparta en cada plato unos pimientos asados y aliñados que acompañan con un par de tintos.
Al otro lado hay otra familia que parece ser no trajo comida y mira deseosa de pillar algo. El chiringuito queda lejos, así que se aguanta y lo contrarresta con su radio, la enciende y le da un cierto volumen para animar al menos a todos los que estén en cien metros a la redonda.
Los que estaban disfrutando del piscolabis se incomodan con la música y ambas familias fijan sus miradas en los dueños de la radio que molestaba. El flamenquito no interesaba a aquella gente, quería comer en paz, pero el hombre mayor del bigote, aquel que se bañaba cuando la pelota estuvo a punto de afeitarle, es duro de oído, casi sordo y necesita compartir con muchos más lo que sea que difunda la radio, para que él pueda escucharlo.
Hoy, en tu primer día de vacaciones en la playa, te toca vivir esto. Otro día, te toca el que se come el melón y la sandía dejando las cascaras en la arena, así como las latas de las bebidas y las cáscaras de pipas, las bolsas, etc.
Otro día es el de la moto acuática que conduce demasiado cerca de la zona de baño. El que mete al perro a bañarse y se aproxima a ti en un intento por encontrar algo sólido para sentirse a salvo y no tener que nadar más, y te araña toda la espalda. Otro día ese u otro perro viene hacia tu sombrilla y mientras te bañas, él marca con su pipí tu nevera, tu hamaca o tus zapatillas.
Y a todo esto, te estás gastando un pastón ganso en el alquiler de quince días de un pisito al que sin esperarlo se ha apuntado la mitad de tu familia, que se ha enterado y todos vienen a echar unos días con vosotros. Colchones de playa por todos los rincones, niños correteando por todas las habitaciones y el salón… vamos, ¡una locura!... ¡vivan las vacaciones y el descanso en la playa!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

CUALQUIER DÍA ES BUENO PARA MORIR

CUALQUIER DÍA ES BUENO PARA MORIR

Mis tres primeros libros

Mis tres primeros libros

SOMOS LA LOCOMOTORA DE LA CORRUPCIÓN DE LA UE

SOMOS LA LOCOMOTORA DE LA CORRUPCIÓN DE LA UE
Volumen 1, 2 y 3

NOVELAS CORTAS DE FICCIÓN

NOVELAS CORTAS DE FICCIÓN

CRÍTICA SOCIAL-POLÍTICA 2016

CRÍTICA SOCIAL-POLÍTICA 2016

TRABAJO INTERIOR

TRABAJO INTERIOR

UN POCO DE MÍ

UN POCO DE MÍ
Críticas y soluciones