sábado, 20 de octubre de 2018

EL BAILE DEL SUPREMO

                                                 Imagen: comercioyjusticia.info

El Supremo dijo que los gastos originados por las hipotecas para que se elevaran a escritura pública tenían que correr del bolsillo de las entidades bancarias, puesto que era de interés de éstas hacerlo para poder actuar contra sus clientes en caso de que dejaran de pagarles. El sentido común parece que se imponía, lo que ocasionó regocijo entre la ciudadanía que comenzaba a proyectar los primeros pasos para recuperar el dinero que había pagado por tal concepto, pero la alegría ha durado bien poco. El Supremo haciendo uso del mismo vaivén al que nos tiene acostumbrado este Gobierno, como si fuese un ministerio más del mismo, da un paso atrás y se desmiente, ya no son los bancos los que deben correr con esos gastos, se lo tiene que pensar dando muestras de la imprevisión con la que todos los órganos de poder están funcionando en España últimamente.
No es difícil llegar a comprender que hasta el mismísimo Tribunal Supremo de justicia o injusticia, como quiera llamársele, no goza de ninguna independencia, ¿acaso no rectifica a consecuencia de las presiones de las entidades bancarias?, si no es así cómo podemos entender que los, supuestamente, mejor preparados, más experimentados jueces de este país, los que tienen la última palabra en todo lo que sea “justicia”, actúen con esta inseguridad manifiesta. ¿Quién manda en este país, a quién se debe atender, la palabra del Gobierno o del Supremo sirve para algo, o nos dirán lo contrario media hora más tarde? ¿Trabajan en serio o se están cachondeando de todos y todas? ¿Alguien protege los intereses de la ciudadanía, o solo nos contemplan como actores necesarios para abonar impuestos y se acabó?
La medida tomada, en un principio por el Supremo hizo perder en bolsa cinco mil millones a las entidades financieras, según dijeron los medios de comunicación, sus acciones bajaron de valor, una forma virtual de desvalorizarse, no es dinero que directamente le hayan quitado de sus cajas fuertes; aun así, de inmediato le han tirado de las orejas a los políticos y estos al Supremo, ya que son jueces puestos por ellos, y la amenaza se puede presuponer: Que rectifiquen o este año no podremos hacer nada por condonaros los préstamos que necesitéis para vuestras campañas. Si nos hacéis pagar, lo repercutiremos en los usuarios, ellos siempre tienen la salida asegurada, el gobierno se pone a sus pies y el ciudadano es el que siempre carga con los platos rotos.
Cuando escuché la primera noticia, me alegré y me enfadé, porque una vez más, como sucedió con las clausulas suelos, tras una lucha de muchas asociaciones ciudadanas, se consiguió que los bancos tuvieran que devolver un dinero cobrado en exceso a sus clientes; pero, una vez más, la ley o la sentencia era incompleta a propósito, ¿por qué no se obligó a los bancos a devolver el importe cobrado de más por las clausulas suelo, dándoles un plazo, supongamos de seis meses, sin que ningún ciudadano o ciudadana tuviera que denunciar, contratar un abogado, gastar dinero o esperar años para que fuera efectiva la sentencia a su favor? Es muy fácil, desde mi punto de vista, hacer las cosas bien, pero no sé en qué están pensando los jueces cuando actúan como lo hacen, quizás, piensen en el negocio que van a generar en los bufetes de abogados… sus colegas del mundo judicial, desde luego, en los ciudadanos no están pensando, si lo hubieran hecho todos los que fuimos engañados o estafados, ya hubiéramos cobrado nuestro dinero. Repito, es muy fácil cuando se quieren hacer las cosas bien, no a medias, la sentencia debió obligar a todas las entidades bancarias a devolver a todos sus clientes los dineros cobrados indebidamente en un plazo fijado, de forma voluntaria y obligada por parte de las entidades financieras, sin tener que mover un dedo la ciudadanía. En caso de incumplimiento, que tan solo nos hiciera falta ponerlo en conocimiento del Supremo, y éste le aplica la sanción correspondiente más la exigencia de la devolución inmediata del importe cobrado de más multiplicado por diez. Ahora sí está hecha justicia y los bancos se hubieran dado patadas en el culo para zanjar sus deudas con la ciudadanía. Una vez más me pregunto: ¿cómo es posible que un ciudadano normal pueda pensar en medidas efectivas, y todo un cuerpo judicial nunca da con la tecla definitiva? ¿Han mandado los jueces a algún corrupto a la cárcel y han especificado en la sentencia que el castigo sea ciertos años de cárcel por el delito cometido, más la devolución del importe robado, o no se le podrá conceder la libertad al final del cumplimiento de la sentencia de privación de libertad?... todo lo hacen a medias y, por supuesto, sin atender los intereses generales de la ciudadanía y del país, ellos dan por bueno que nos roben, castigan cuando la evidencia es tan exagerada que tienen que hacer algo, al menos para justificar sus puestos de trabajos y los sueldos que se llevan.

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