domingo, 8 de septiembre de 2019

EL DÍA DE LA MARMOTA



La vida política del país es como el día de la marmota, amanece un nuevo día y todo parece repetirse, de las disputas por la investidura no salimos, con ello todos los medios de comunicación permanecen anestesiados, atontados, apresados y dando pábulo a la rivalidad por el poder. Mientras esto sucede nadie habla de posibles soluciones, de propuestas, todo gira, lamentablemente, alrededor de los sillones y la desconfianza que se tienen los participantes en el día de la marmota.
Las cámaras y los micrófonos siguen quedándose fuera de esas reuniones con las pretenden llegar a un acuerdo para dirigir al pueblo por los caminos que ya tienen designados y marcados los poderosos. Siempre será así por la cobardía de todos los que llegan a la cumbre del poder, ninguno realmente gobierna según las necesidades de la población más pobre, sino según los intereses de la más rica, porque es la que les da dinero, les financia, les enriquece y les ofrece cargos honoríficos en consejos de administración de sus grandes empresas. Este es un cuento que se repite, es un molde que los políticos no se atreven a romper y, ni tan siquiera, denunciar abiertamente, yo creo que se la juegan, no solo a ser destituidos, sino que dependiendo del tamaño de su osadía, también físicamente, pueden eliminarlos… total, un envenenado, o uno que se suicida por las buenas en la habitación del hotel. Ya hemos tenido implicados, que el sistema consideraba débiles y, por tanto, en riesgo de que dijeran cosas inoportunas y desaparecieron en condiciones un tanto extrañas, recordemos algunos de los últimos: Rita Barberá o Miguel Blesa.
Desde mi punto de vista, vivimos un sistema perfectamente mafioso al que le han dado en llamar democracia, pero que como tantas veces hemos oído en manifestaciones de la ciudadanía: “No lo es”, vamos, que no es una democracia. La democracia es atender lo que el pueblo dice, y para ello hay que articular fórmulas para conocer lo que el pueblo quiere y, mira qué casualidad, los referéndums, salvo en momentos críticos o extraordinarios y siempre que sean aprobados expresamente por el gobierno, están prohibidos, nuestra Constitución, bueno la de ellos, la de los artífices de esta falsa democracia, no los autoriza… en Cataluña fue un “crimen” sacar urnas, ya ven la que se lio y el tiempo que llevan en prisión los políticos que promovieron el referéndum para conocer si los catalanes quieren, o no, la independencia. Por otro lado, un referéndum promovido por la mafia gubernamental española sirve para lo que sirve, solo si los resultados son los esperados por la mafia, de lo contrario, el resultado, lo que pide o dice la ciudadanía no es atendido, ejemplo de una encuesta que se recogió oficialmente sobre la intervención de España en la guerra de Irak para ayudar a EEUU a saquear el petróleo iraquí y destruir el régimen y el país, una gran mayoría de ciudadanos se manifestaron en contra de tal acción bélica, pero Aznar, miembro del trío de las Azores, hizo oído sordo a la decisión ciudadana y nos metió en aquella farsa. Nuestro empleado privilegiado Aznar, nos hizo participes de una invasión por los intereses de un país ajeno y de su amigo Bush, cedió la soberanía de España, poniéndola a sus órdenes, en lugar de atender a los que le pagamos. Esa es la democracia que entienden todos estos constitucionalistas de tres al cuarto, que exhiben pulseritas con los colores de nuestra bandera, pero que son corruptos y se llevan, en muchas ocasiones, sus dineros a algún paraíso fiscal.
En España hay que salir del día de la marmota en la que tienen retenido el tiempo para el progreso, hay que poner fin de una vez por todas a la idea de partidos políticos porque es seguir el juego de los poderosos. Ellos desean fragmentación, disputa y que no nos pongamos de acuerdo para evitar la fuerza que adquiriría la población nacional si estuviera unida.  Una forma de lograrlo es que haya cuanto más partidos mejor, pero nosotros y nosotras deberíamos tender a dejar al lado la idea de partido y solo ser políticos, personas con deseo de hacer algo, libremente y voluntariamente, por nuestro país, que es lo mismo que decir: hacer algo para mejorar la vida de todos y todas. Vamos a dejarnos de términos clasificatorios, vamos a despertar de este mal sueño de colores, signos, izquierda y derecha, y vamos a por lo que interesa de verdad: pleno empleo, encontrar la fórmula para obtenerlo, menor dependencia de los inversores, especuladores y medios financieros ajenos a nuestro país, independencia real de los tres poderes, acabar con el fraude de todo tipo y la corrupción, vamos a convertir las prisiones en industrias, vamos a modificar las leyes para conseguir cerrar las filtraciones de impunidad existentes por intereses de los que han gobernado hasta el momento. Aunque todo está prácticamente hecho, hay que retocarlo casi todo, porque obedece a un sistema corrupto que beneficia a las clases más altas y es temeroso de estas, por tanto está sometido a ellas, se arrodilla ante sus mandatos y estos condicionan las políticas que salen del parlamento. ¿Cómo puede decir alguien que se dice republicano, que se siente muy bien representado por el rey? Toda clase de subvenciones tienen que desaparecer, excepto las que sirven para socorrer en casos de absoluta necesidad. Los impuestos de los españoles no pueden ser la ONG de los políticos para ganar votos entre ciertos colectivos, o para sustentar empresas de sus amigos o familiares, a los que se les conceden créditos que nunca son devueltos, sin que ello tenga consecuencias.
Hay mucho por hacer si se desea hacer las cosas bien, debemos dejar el apego a un sistema amañado, mafioso y corrupto, hay que limpiar a fondo, hay que pedir responsabilidades a los delincuentes, hayan ocupado el cargo que hayan ocupado, se debe implantar una verdadera justicia, hay que acabar con la prescripción de delitos o, que los poderosos puedan librarse de ir a prisión porque pueden pagar su libertad. Hay que retener a los delincuentes hasta que hayan devuelto hasta el último céntimo robado, defraudado y hayan liquidado sus deudas con sus víctimas. Hay que ir de verdad, o seguimos en la mierda en la que estamos.

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