sábado, 14 de septiembre de 2019

SIN QUE NADIE SE ME OFENDA

                                                  Imagen: www.elespanol.com

A raíz de las lluvias tan inmensas sobre las regiones de Albacete, Murcia y Alicante, así como las fatales consecuencias para sus poblaciones: evacuación por inundaciones de sus viviendas, pérdida de todos sus muebles, electrodomésticos, pertenencias personales y vehículos, amén de alguna que otra vida humana, yo, al menos, vuelvo a cuestionarme la existencia de Dios. Me ocurre lo mismo cuando se producen accidentes, cuando mueren las personas en situaciones que por milésimas de segundos su resultado hubiera sido bien diferente.
Es un tema delicado, hemos sido programado desde la antigüedad para creer que un Dios nos protege y al que le debemos culto, devoción, sometimiento de algún modo, y, a su vez, agradecimiento. Permitan que yo lo cuestione porque no puede ser que, por ejemplo, en el caso de las inundaciones que están sufriendo las regiones antes citadas, deba pensar que esas poblaciones están siendo castigadas, como nos contaron en el pasado y sea un tipo de diluvio contra la perversión de esa gente. No puedo considerar que un Dios protector y amoroso, como nos hicieron creer, permita que tanta desgracia y dolor se repartan en ciertas zonas de nuestra geografía… ¡no lo puedo entender!, ni me basta una explicación unilateral que me deje afuera… es que tu mente no llega a alcanzar los planes de la divinidad… ¡lo siento!, no cuela.
Que cada cual llegue a sus conclusiones o siga con sus creencias, yo tengo una interpretación o justificación para lo que le sucede a mucha gente que no se cuestiona nada sobre el tema… le llamo miedo, miedo a la desprotección, se ha fabricado una falsa burbuja mental por el que se siente protegido contra los males, pero el caso es que cuando llega, llega y golpea, independientemente de tu forma de vivir, más bien aleatoriamente, estabas en el lugar equivocado, en el momento inadecuado.
Todos los años, por diversos motivos, perecen algunos miles de personas, que si se hubieran dado otras circunstancias, hubieran salvado sus vidas. Habría que cuestionarse por qué no se dieron otras circunstancias perfectamente posibles, y se dieron las que desembocaron en el fatal desenlace para ellas. Autobuses llenos de ancianos o de escolares que sufren accidentes. Autobuses que vuelan por los aires como consecuencia de un artefacto explosivo. Aviones que caen por alguna avería y fallecen cientos de personas de todas las edades. Fenómenos climáticos que arrasan poblaciones enteras, por lo general gentes pobres, al parecer desamparadas de un Dios que las proteja. En el mundo sucede algo extraño que escapa a nuestro conocimiento, o todo lo que nos contaron es pura patraña. De nuevo, al concluir así, doy pie a que cada cual piense lo que más le convenga, pero que sepa qué es lo que más le conviene para sentirse bien, sin embargo ¿es la verdad?
No es malo reflexionar y cuestionarse las cosas que nos han dado servidas y masticadas, solo para que las metiéramos para adentro. Hay que hacerse adulto con criterio propio y valentía, que programar ya nos han programado hasta la saciedad, por eso hemos de encontrarnos en medio de todo ese software. Hoy compartimos ideas desde el tema escabroso de la religión, el sumidero del miedo colectivo, el negocio de Dios en la Tierra, el escudo de un ente de poder que todavía hoy tuerce la mano de todos los gobiernos, en mayor o menor grado. Hablamos de sentimientos mezclados con cierto tinte de mafia, que en otros tiempos no tuvo reparo alguno para inducir a que se quemaran a los que ellos consideraban libres pensadores o herejes. Hablamos del club, que todavía hoy, tiene como socios a cantidad de pederastas, violadores de niños, a los que protegen y de los que no ofrecen sus identidades para evitar el descrédito de la entidad. Hablamos de un ente inmensamente rico en propiedades y obras de artes, con privilegios contributivos con respecto al resto de los mortales. Si esos son los representantes de Dios en la Tierra, hay mucha tela que cortar, ¿no creen?, hay demasiada opacidad en ese entorno, ¿por qué tantas propiedades millonarias, si hay tanta hambre y tantas necesidades en el mundo? Algo no cuadra.
Yo diría que estamos en un libre albedrio total… dejados de la mano de Dios, donde sucede todo aquello que puede suceder sin que nada ni nadie lo remedie. Sin embargo, estoy convencido de que todos conformamos un todo, la humanidad, somos la energía de vida que somos, la misma energía de vida de todo lo que está vivo, sea vegetal, animal, etc., y que somos capaces de transformarnos en seres con mayor conciencia, desarrollando cualidades, valores más humanos y amor por nuestro prójimo, como consecuencia de un trabajo interior.

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