miércoles, 26 de febrero de 2020

COVID-19

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                                  Imagen: www.theolivepress.es
Una nueva visión o interpretación para el asunto de la pandemia del coronavirus se me ha ocurrido, será una gilipollez, puesto que los científicos, médicos y sanitarios deben estar quebrándose el cerebro. Se me ha ocurrido que, tal vez, el coronavirus fuera un tipo de virus latente que todos tengamos en nuestro organismo, y que está despertando debido a alguna causa desconocida para la gran mayoría, porque entiendo que la minoría que pueda conocer la realidad del asunto deba callar para no alarmar ni perjudicar, aún más, la economía mundial.
¿Y si el coronavirus, o COVID-19 estuviera viéndose afectado por radiaciones 5G, de ahí su epicentro en China?, ¿dirían que el causante de la epidemia es la tecnología, las nuevas frecuencias emitidas por el mundo?, ¿serían capaces de proclamarlo a los cuatro vientos, o mejor aún, darían marcha atrás al explosivo e innovador sistema de comunicaciones al que todos los operadores de telefonía se han sumado en mayor o menor medida? Lo cierto es que estamos jodidos o preocupados, la infección recorre el mundo mientras unos hablan de cerrar fronteras y otros publicitan sus agencias de viajes, sus negocios relacionados con el movimiento de la gente por el mundo y la hostelería. La industria no tiene capacidad para atender la demanda internacional de mascarillas de papel, ¿cuándo iban a soñar sus fabricantes con haber marcado un hito mundial de ventas? Desgraciadamente así es, no pueden servir la cantidad de mascarillas necesarias para sentirnos más seguro… al menos, mentalmente, porque creo que todo puede entrar por cualquier holgura entre el rostro y la mascarilla.
Como todo es negocio, incluso por encima de las perspectivas de que podamos caer como chinches, las aseguradoras de salud privada, las que tanto han defendido los políticos partidarios de la privatización, ya han dicho que no cubrirán los tratamientos y cuidados provocados por esta epidemia… ¡los primeros en sacar su culo!... ¡por si acaso! Así es la solidaridad en el mercado en función de los euros, cumplir con su obligación de mantener con salud a su asegurado queda relegado a la merma de beneficios en sus cuentas de resultado. ¿Cómo es que mientras todo va bien y te llevas todo el año pagando la prima del seguro, nadie se manifiesta?, ¿cómo es que cuando realmente se necesitan los servicios y la ayuda, las coberturas se encogen, siempre existe la letra pequeña que nadie lee, en la que restringen las excelentes protecciones que todos los comerciales aducen en el momento de la venta de la póliza.
Los antiguos decían: ¡Qué Dios nos coja confesados!, esto va bien para los creyentes, mejor para ellos, pero esto no cuenta con la protección divina, ¿no creen?, ¿por qué se expande tanto?... ¡estamos solos ante el peligro!, como los toreros, según ese otro tópico taurino. Y como el negocio no cesa, ni siquiera en momentos como estos, ya se apresura la industria farmacéutica a través de sus palmeros y colaboradores, para lanzar algo más de fango contra las terapias naturales y la homeopatía, se apresuran para advertir de los riesgos de su uso, y según ellos, de su inocuidad. No defiendo nada porque no sé nada al respecto, pero me he sentido engañado tantas veces con las medias verdades y los mensajes tendenciosos y surrealistas, dudo de muchas cosas, contemplo que, una vez más, nos estén ocultando la verdad.

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