Llega tarde, pero bueno, celebro que dejen en libertad a Julián Assange, que tras siete años encerrado en la Embajada de Ecuador en Londres y cinco de prisión en Reino Unido, logra salir en libertad tras declararse culpable de decir al mundo lo que los Estados ocultan y modifican a placer, cambiando la historia de los hechos tal como ocurrieron. Ese romper el silencio de los Estados es lo que hizo que EEUU le persiguiera, hiciera todo lo posible para que lo extraditaran, y menos mal que no lo consiguió, pues de haberlo conseguido cualquiera sabe qué le hubiera sucedido, qué hubiera sido de su vida.
Esa es la libertad de expresión y comunicación que respetan los Estados del mundo, apenas comunican hechos que ellos no quieren que el mundo los sepa, te anulan o quitan de en medio. La lucha de los Estados nunca es por la transparencia de la que tanto se les llena la boca, es por la turbidez de sus acciones, por sus negocios nada claros, por sus tratos aberrantes, por sus acuerdos ilegales, por sus acciones asesinas o criminales que tratan de ocultar bajo una buena capa de normalidad y falsa inocencia, eso es lo que hay. Y claro, ante tal posición de poder hipócrita, ante tanta falta de decencia e integridad, no toleran que nadie exponga sus miserias a la luz. Optan por cercenar la cabeza de aquel que ose informar de lo que ellos le niegan al mundo para crear la opinión que a ellos les convenga.
Después de esos doce años de pérdida de libertad, y con los medios que hay hoy, espero que Julián Assange, si todavía le queda algo que le motive a ello, aproveche para hacer lo que mejor sabe hacer, aunque no sé si le quedarán ganas de hacerlo, porque humanamente tiene que aprovechar todo ese tiempo que le han robado de estar con su familia. Informar de lo que ha sucedido, por muy crudo que pudiera ser, si se prueba, no debe ser castigado. Hay que castigar a los que actúan de espalda a la ley, de forma mafiosa y corrupta, que es el proceder habitual de todas las Instituciones mundiales y sus gobiernos respectivos. Hackear, en el caso de Julián, ha sido como las acciones de Robin Hood, robar al rico para repartirlo a los pobres, difundir información que los poderosos no querían que supiéramos. ¡Enhorabuena, Assange!
Seguiremos...
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