Parece que se han puesto de acuerdo en toda Europa para reprimir a los manifestantes a favor de Palestina, y en contra del genocidio que está cometiendo Israel. Hay demasiados amigos de Israel, demasiados que hacen negocios con ese pueblo, demasiados corderos que asienten con sus cabezas ante los mandatos de EEUU, que es el principal valedor o aval de Israel.
En todas las universidades europeas, incluso en otras partes del mundo, en cuanto los estudiantes se han organizado para protestar por el genocidio israelí y en defensa de lo que queda del pueblo palestino, son apaleados salvajemente por las policías de sus respectivos países. Policías pegan agresivamente a sus ciudadanos porque un cargo público, que come del dinero de los ciudadanos, ordena cargar contra éstos y disolver las protestas con la excusa que tengan a bien, pero que como sabemos desde meses atrás, no son aceptables, pues el horror que ha provocado el desequilibrio de fuerzas desde el comienzo, es brutal. Y no es que quiera decir que Palestina esté mejor organizada y armada para que hubiera provocado mayor daño al contrario, no es eso, sino que es una guerra desigual aunque más vale no hubiera existido nunca la guerra. ¡No a todas las guerras! ¡No a las manifestaciones por la fuerza! ¡Sí al diálogo y al uso de la inteligencia, del civismo y de los valores humanos!
Hay cantidad de países arrodillados a lo que diga y ordene EEUU, no se puede ser tan obediente de imposiciones tan dañinas y que originan tantas muerte y tanta destrucción. No se puede estar de acuerdo con la maldad y con el único interés de hacer negocio y salvar los negocios, hay que salvar vidas, hay que aprender a respetar y saber vivir con los vecinos que nos tocan. Todos debemos poner de nuestra parte por una convivencia en paz en el mundo. Todos deberíamos reivindicar esa paz, ese estado de armonía de todos con todos y con todo. No podemos seguir manifestándonos como si estuviéramos todavía en la prehistoria, piedra en mano, hacha y lanzas o garrotas para ser arrojadas a los que merodeen donde estamos asentados. Hablemos, prohibamos las armas, ejerzamos un férreo control en la formación y educación de los pueblos, exijamos una justicia objetiva y real, pero contundente contra los infractores. Creamos el clima necesario para que todos podamos vivir bien, dignamente y de un modo seguro en cualquier rincón del Planeta. Preservemos el Planeta, contaminemos lo menos posible, y dejemos ya de convertirlo todo en beneficios monetarios, en lugar de bienestar, salud y progreso para la humanidad.
Seguiremos...
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