¿A quién le gusta el horror, la oscuridad, la pobreza, la destrucción, el mal, la inseguridad? Creo que a nadie que esté sano mentalmente, que tenga buena condición, que sea buena persona. Si eso es así, me pregunto por qué hay tanta gente contribuyendo a mantener un sistema criminal, mafioso y corrupto. Por qué hay tantos integrantes o participantes de ese monstruo de diez cabezas, que da cobijo a miles de ladrones y explotadores.
Me pregunto el por qué, porque no cabe en mi cabeza, no todos nos encontramos en el mismo sitio o vemos las cosas con los mismos ojos. Estoy convencido desde hace muchos años de las capacidades y cualidades formidables que tenemos como seres humanos evolucionados, aunque algunos se empeñan en quedar anclados a modelos antiguos, a veces prehistóricos, salvajes, siguen en las conquistas de territorios y en la dominación de pueblos vecinos. Esa gente se quedó anclada al pasado, a un pasado cruel, un pasado de oscuridad, de miseria, de horror y terror, de desigualdades, de desprecio hacia los demás, son seres indolentes, bárbaros e inhumanos. Lo tenemos todo para avanzar, para construir una nueva civilización sin que siga el pie del capitalismo salvaje oprimiéndole el cuello, negándole el libre paso de oxigeno a sus pulmones. Una civilización que no se mida constantemente con los demás y deje vivir a los otros. Una civilización que no tenga la necesidad perentoria de competir con otros, sino que entienda que su obligación es colaborar y cooperar con los demás para conseguir metas mayores y más satisfactorias para el conjunto de la humanidad. Una civilización que vea más allá de sus narices y sus bolsillos, que es lo que sucede en estos momentos. Una civilización que viva sin miedos ni inseguridad, porque no hay enemigo a quien temer, porque entendió que el dinero y el esfuerzo empleado en vencer al otro, que nunca se vence y siempre se pierde, es mejor empleado en proyectos de progreso para la sociedad en su conjunto. Que en la lucha, además de perder energías y recursos, pierden la vida cantidad de inocentes que fueron obligados a estar donde no querían, eso o les fusilaban, que de todo sigue sucediendo con estas autoridades retrogradas y malvadas.
Hoy mismo puede ser buen día para remediar este desatino mundial encabezado por los millonarios que imponen la dirección y la velocidad. Nosotros somos muchos más, no entiendo por qué seguimos caminando directo hacia el abismo. Esos energúmenos con muchos billetes llevan décadas mandando a toda la humanidad, dirigiendo, y podemos ver dónde estamos: unos en la opulencia y casi todos los demás llegando a fin de mes como podemos, así como otra buena parte de seres muriendo de hambre o sed. Eso es de una crueldad extrema, si sirves a esos ya has firmado tu sentencia de muerte. Hay que cambiar el rumbo, somos la mayoría, podemos hacerlo, podemos construir el mundo que queramos. Ellos tendrán cantidad de millones, pero si no tiene nadie que atienda sus exigencias, ni nadie se presta a seguir explotado por esa mafia, de nada le sirven sus millones o billones. Es cuestión de comprensión y concienciación, ellos solo quieren hacer un negocio de todo y en todo momento, aprovechando cualquier coyuntura, que si no existe de por sí, ellos la originan. Retienen los alimentos para encarecerlos ante la falta de existencia provocada. Originan guerras para vender armas. Provocan pandemias para vender miles de millones de "vacunas". Muchas de esas cosas dan como resultado la muerte de millones de personas, que parece ser otro de sus objetivos, reducir la población mundial. Cambiemos la dirección, estamos viviendo momentos delicados, cada día se suman más incautos descerebrados a la provocación contra Rusia, y todo tiene un límite. Las órdenes vienen de arriba hacia abajo, pero la desobediencia ha de ir de abajo hacia arriba, hasta aislar a los gánsteres de la mafia mundial.
Seguiremos...
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