Imagen: www.elmundo.es
El coche eléctrico no cuaja, no se dispara en ventas, los constructores de automóviles no pueden cerrar ciclo del vehículo con motor de combustión interna, porque no se pueden mantener solo de las ventas de coches eléctricos. El coche eléctrico solo es la solución para personas que se muevan poco, algo así como ir al trabajo y volver, o recoger los niños del colegio y nada más, no es el coche para imprevistos, para arrancar y salir andando en cualquier momento y con el destino que se tercie, no, no es coche para eso, sigue siendo muy limitada su autonomía, y muy largo el tiempo de la recarga de sus baterías.
Hoy por hoy, el coche eléctrico no es un buen sustituto de nuestros coches de combustión interna, con los que arrancamos y podemos viajar a cualquier destino y a cualquier distancia, parando escasos minutos para repostar combustible y continuar el viaje. Esa comodidad no nos la ofrece el coche eléctrico, en ese sentido ha fallado el marketing y la industria en todo su conjunto. Pienso que creyeron que nos iban a servir coches con autonomía de algo más de ciento cincuenta kilómetros, e íbamos a acudir en masa a los concesionarios a realizar nuestros pedidos y soltar nuestros dineros para comprar ilógicamente ese tipo de producto que los constructores de coches han puesto en la calle. Pues con mucho sentido común, el público en su gran mayoría ha pasado, como vulgarmente se dice, de adquirir algo que no le hace falta, que no le soluciona su problema diario de movilidad, y porque no es cómodo ni funcional apenas se tengan que realizar más kilómetros de los que la autonomía del vehículo te concede.
Por otro lado, y como siempre hace la industria, comete un segundo error, cobrar la novedad: ponerlo a la venta a un precio superior al de los vehículos con motores, mucho más complejos, de combustión interna. Esos espabilados no se lo han pensado bien, ni contaron con el buen discurrir de los clientes potenciales. ¿Cómo va a costar más caro un coche eléctrico, que los otros, que llevan miles de piezas más, una mecánica enormemente más compleja y muchas horas más de mano de obra en las factorías para ensamblarlos? Nos han tomado por tontos, y han podido comprobar que no es así, que se van a tener que comer sus coches eléctricos, que no los queremos, que no nos son útiles, y que no entendemos que sus precios sean superiores a los de los coches que hemos disfrutado hasta ahora.
Se han montado una concienciación extraña climática, Agenda 2030, y todos esos inventos para buscar el negocio, hacernos cambiar los miles de millones de coches de combustión interna por sus coches a pilas, porque son eso, coches a pilas, como los que teníamos cuando éramos pequeños, pero con precio de coches de verdad, y caros. Ellos van a lo suyo, a ese filón, a ese nicho de mercado virgen, puesto que nadie tenía coche eléctrico y vislumbraron la gallina de los huevos de oro, pero se estarán dando cuenta que el coche eléctrico no es la solución a la movilidad mientras las baterías no se carguen sobre la marcha, como si estuviéramos repostando combustible, no nos aseguren una autonomía de cuatrocientos o quinientos kilómetros como mínimo, y los precios de esos vehículos sean mucho más económicos. No es aceptable que en los costes intervenga la cifra que dejarán de percibir por el menor mantenimiento que tiene un coche eléctrico. Otro tema será, que ellos para ofrecer su garantía fijen un programa de pases por el taller, para quitarle el polvo y darnos un buen pellizco a la cartera. Que sabemos como se las gastan todos los que tienen la oportunidad para convertir el tiempo en dinero. Ya sé que les gusta mucho la frase: El tiempo es oro, y bien que lo cobran. Tienen unas tablas con los tiempos que se cobra por cada operación de taller, y un precio hora nada despreciable. Así que el pase por los talleres de los servicios oficiales suele ser una clavada fina. Suman y suman todos los tiempos aunque realmente se haya empleado mucho menos, pero eso es lo que dice el librito de los tiempos de taller, que multiplicado por el precio hora... ¡catapún!
Seguiremos...
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