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Una ministra española replica lo que parece indican algunos organismos europeos e internacionales, que a España le hace falta cada año unos doscientos cincuenta mil inmigrantes para que cubran puestos de trabajo, y así poder asegurar el bienestar general. ¿Acaso hemos llegado al pleno empleo? ¿Acaso ya están trabajando todos los españoles en edad de trabajar y, aún así, hay vacantes que no se cubren? ¿Esto de qué va, qué complot hay ahora para que vengan en bandadas desde otros países, entren sin contratos de trabajo, sin papeles, a las bravas saltando la legislación vigente y haya que hacerse cargo de todos los que lleguen? Atesoramos una deuda pública imposible de devolver, como señal de la mala gestión de los gobiernos que hemos tenido, pero en definitiva como barómetro de cómo están las cosas, y de que los gastos son superiores a los ingresos. ¿Cómo podemos hacernos cargo de las continúas llegadas de avalanchas de extranjeros en esas condiciones ilegales?
Si pretenden crear malestar, lo están consiguiendo, si no hay suficiente para los de aquí, cómo poder socorrer a los que llegan. ¿Y qué formas son esas de hacinamiento de personas en centros? ¿Y si no hay trabajo para esas personas, qué pretenden hacer las autoridades españolas, qué salida hay? ¿Cómo van a subsistir? Y si se llevan todo el día tirados en las calles, lo más frecuente es que comiencen a delinquir, roben, intimiden, violen, muevan sustancias, etc. Querrán móviles buenos, zapatillas de marcas, manejar dinero, y la bola de nieve está servida. Estos asuntos no se pueden tomar a la ligera ni desde el buenismo, son asuntos que deben ser resueltos en sus países de orígenes, muchos de ellos dirigidos por dictadores multimillonarios, y el resto de países mirando hacia otro lado, incluso regalándoles dinero de sus ciudadanos para que paren la salida de gente desde sus países. Hacen negocio, se compran favores, que no siempre son respetados, sino que se convierten en chantajes, o me concedes tal o cual cosa, o me das más dinero, o te mando diez o quince mil personas en los próximos dos o tres días. O pasan tus tomates, en vez de vender los de nuestros agricultores. O pasan tus tomates tóxicos, rociados con sustancias prohibidas en Europa, para evitar que vengan más de los que podemos soportar. O bien para que se estén quietecitos con Las Islas Canarias, Ceuta y Melilla. De todo ha de haber un poco, pero como los políticos nos lo ocultan todo, pues no nos enteramos de nada o casi nada; pero que Sánchez, de buenas a primeras, cambiase por su cuenta y riesgo, la posición acerca del Sáhara, y lo regalase a Marruecos, tiene lo suyo, y lo deja en muy mal lugar, en el de un dictador sin escrúpulos.
Volviendo a lo que ha dicho la Ministra y los entes externos sobre la necesidad que tiene España de ser invadida por extranjeros para trabajar, yo vuelvo a preguntar que dónde están los trabajos, y si es así por qué tenemos las cifras de desempleo que tenemos. Y si es así, por qué no han cambiado las leyes para que a los desempleados se les ofrezcan los empleos, y si los rechazan, se les dejen de abonar las ayudas o prestaciones que estén percibiendo. Eso sí, trabajos a jornada completa, con salarios recogidos en convenios y condiciones de trabajo conforme a la ley y dignas. Las ayudas, las prestaciones y todos esos planes que se inventa la Administración Pública, incluida la aceptación de inmigración en masa, nunca debe tener el propósito de asegurar la compra de votos en las elecciones, que de todo hay y ha habido en esta tierra.
Seguiremos...
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