jueves, 4 de abril de 2013

ALIMENTACIÓN


Me quiero centrar en la alimentación, en todo aquello que comemos cada día, en lo equivocados que estamos, empezando por el tratamiento que le dan en la agricultura masiva a los cultivos, y siguiendo por los aditivos que le mezclan en la alimentación al ganado para que gane peso ficticio, sin entrar en las condiciones de estabulación en espacios reducidos, sin ver la luz natural, etc.
 Cualquier alimento de los que ingerimos o tenemos en nuestras cocinas, ha sido rociado de productos químicos para combatir diferentes plagas o parásitos de la planta y de sus frutos. Estas sustancias son absorbidas por la planta para formar parte, de alguna manera, de su savia que es de la que se alimenta, para llegar a resistir o repeler a los insectos que les atacan.
La toxicidad absorbida por la planta, forma parte de ella y de sus frutos, que posteriormente pasa a la cadena alimenticia de nosotros, pero justificamos su razón de ser para obtener grandes producciones y que haya una cantidad suficiente de alimentos para la población.
Se entiende que se refiere a la población que pueda permitirse los precios de mercado de los alimentos, porque al final el cultivo se hará de forma extensiva pero no es posible alcance a erradicar el hambre en el mundo. Porque los alimentos son una fuente enorme de negocio para grandes grupos comerciales que pagan una miseria al productor, el agricultor, mientras se ponen los productos a la venta con precios cien o doscientas veces más elevados a los pagados en origen.
De esa forma, los pueblos pobres siguen sin poder acceder a los alimentos, siguen comiendo raíces, insectos y demás inmundicias, porque no le podemos llamar alimentos a lo que se llevan a sus estómagos. No digo que no sea una costumbre de ciertos pueblos alimentarse de esa forma, pero estoy seguro que es por la adaptación necesaria y vital de unas circunstancias determinadas y de una zona en particular, ante la falta de otros recursos alimentarios.
El mundo civilizado, cristiano, desarrollado, contempla impasible el horror del hambre de esta gente, mientras negocia con los precios de los alimentos como si de la bolsa se tratara. Adultera los alimentos sin conciencia del daño y enfermedades que producen con sus prácticas insanas, pero las autoridades les consienten, les respaldan, no les sancionan, y no se exigen a si mismas el cumplimiento del deber de protección de la salud de los ciudadanos.
Se deben de prohibir las acciones negligentes y peligrosas realizadas en los alimentos, atendiendo muy de cerca al modo de cultivar, a sus tratamientos, a su transporte y conservación, a sus precios que deben ser más moderados al público y mejor pagados los cultivos al productor. Asimismo, hay que efectuar una vigilancia minuciosa de la forma en que se alimenta el ganado, y de las condiciones en que se crían los animales.
En estos momentos tengo razonables dudas de la verificación de ausencias de sustancias con riesgo para la salud, en los alimentos. Dudo de los análisis,  si los hacen a conciencia en laboratorios independientes, profesionales y honestos. Dudo de que se apliquen criterios firmes de rechazo de partidas de géneros, potencialmente peligrosos, cuando las grandes corporaciones alimenticias hagan presión como sucede en otros órdenes de la vida.
Por otro lado, quisiera exponer mi criterio de alimentación razonable y respetuosa con la vida. Creo que nuestra alimentación debería transitar dos vías: la de no hacernos esclavos para alimentarnos, y la más importante, o igualmente importante al menos, el respeto por la vida de los animales. Con respecto a la primera vía, tenemos que tratar de dedicar el mínimo tiempo a la confección de los alimentos, quién no ha oído a alguien quejarse porque no sabe que poner de comer mañana, o decir que la cocina no se acaba nunca, o que es ingrata por el tiempo dedicado a cocinar para que todo sea comido en un momento. Creo que todos habremos experimentado en nuestras carnes, algunas de las sensaciones que se desprenden de la dedicación diaria al arte de cocinar. Pues se trata de alimentarnos de forma que no tengamos que estar todo ese tiempo en la cocina, y ahora os diré lo que pienso al respecto, antes comentaré la segunda vía.
La segunda vía es alimentarnos sin que para ello haya que sacrificar a seres vivos, a los que le late el corazón, que tienen órganos como los nuestros, más pequeños tal vez, pero tienen sus funciones corporales, sus necesidades, y a su manera, sufren. Les duelen los golpes, no digamos perder la vida, asfixiarse, que los rajen, desangrarse, etc. Esto es muy cruel, y más cuando podemos optar por alimentarnos de otra forma.
Ahora si, una vez introducidas las dos vías a las que me refería, os expongo mi manera de ver el asunto de la alimentación. Creo que debemos alimentarnos consumiendo el mínimo tiempo y respetando la vida de los seres vivos, y no hay mejor forma de hacerlo que consumiendo todo tipo de frutas, frutos secos, y si se quiere añadir: Productos lácteos y huevo. Si lo pensáis bien, comiendo estos alimentos eres consecuente con las dos vías propuestas: vas a dedicar muy poco tiempo, ninguno, a cocinar, la compra va a ser sencilla, ahorras en luz, comes mucho más natural, y lo mejor de todo estarás respetando la vida de los seres vivos.

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