martes, 2 de abril de 2013

UN REPASITO


Una vez más, la catadura moral de nuestros políticos se pone de manifiesto, en este caso el Sr. Montoro ha engañado a Europa con los datos del déficit, y no se va. Ya nos tienen acostumbrado al apego exacerbado que le tienen a su prepotente e irrespetuosa situación laboral de poder.
La situación actual es para que los políticos, además de honestidad, estuvieran todo el día, como se suele decir, sin levantar la cabeza de la mesa, en busca de soluciones para salir del agujero económico que sufrimos. Esta es la decadencia económica-financiera que ellos, y sus amigos los banqueros, han producido en nuestro país con el ladrillo y el negocio de los créditos.
Las firmas de los ciudadanos, que les son presentadas a los políticos, no debieran ser para que se debatan como iniciativa legislativa popular, sino para que los contenidos amparados por dichas firmas, sean ejecutados. Es necesario que esto sea así, y que el poder retorne al ciudadano.
Tendría que existir una ley vinculante, de tal manera que cuando los ciudadanos, en un número equivalente a la cuarta parte de los votantes que por ejemplo ejercieron su derecho al voto en 2011; es por tener una referencia, votaron veinticuatro millones y medio de ciudadanos, pues cuando seis millones ciento veinticinco mil ciudadanos firmaran una petición, sea cual sea, habría irremediablemente que hacerla realidad.
Hablamos de una cifra alta, no se trata de ponerlo muy fácil ni que esto fuera un cachondeo, todo el día haciendo cambios como si se tratara de un circo televisivo. Pero con este paso tan importante estaría en nuestras manos la gestión de nuestra sociedad, tendríamos el poder de vetar a un político cuando lo creyéramos oportuno. Podríamos ponerles los sueldos a ellos, las condiciones de sus despidos, la anulación de sus pensiones vitalicias, la retirada de sus coches oficiales cuando han sido despedidos, etc.
Podríamos anular las mayorías absolutas, los pactos entre diferentes fuerzas políticas para poder tener el número suficiente de votos para que ellos impongan lo que quieren, como vienen haciendo. Todo eso fuera, a debatir, a hacer política y a consensuar soluciones.
Hay muchas personas que defienden la implantación de la ley electoral de listas abiertas, y yo digo que eso no vale, no servirá para nada. Hablamos de los mismos perros con diferentes collares, la ideología no cambia y eso hará que no se produzca el cambio esperado. Además no nos sirve que manden otros desde la sombra, y mientras esto suceda podemos seguir haciendo el paripé de ir a votar, las directrices las marcan los sin rostros, como yo les llamo.
Nos tachan de antisistemas por ser algo reaccionarios, por manifestar nuestra opiniones opuestas a los sin rostros, de hecho casi todos criticamos algo del sistema, difícilmente alguien esté de acuerdo al 100% con él. Por tanto, vamos a perderle el miedo a la palabra antisistema, todos somos antisistemas, a nadie le gusta que les impongan las cosas, y esto es lo que está sucediendo con los dictados de los sin rostros, y con la plena aceptación de la mayoría absoluta que nos gobierna.
No se como se cambiaría el funcionamiento del gobierno, pero algo debemos hacer los ciudadanos si nos dejan, porque los políticos nos reprimen en cuanto pueden y algo no les guste. Ellos van a seguir legislando a su favor, no vamos a creer que la fe les va a convertir de buenas a primera. Ellos no van a legislar en contra de su fantástica situación poderosa y prepotente frente al resto de los mortales. Tampoco tienen el valor de decir abiertamente que no son nada, que están dirigidos por poderes facticos.
La sociedad la constituimos los ciudadanos y todo lo creado en el seno de esta sociedad tiene una razón de ser: administrar y gestionar los recursos para conseguir cada día mas progreso y bienestar; no para que nos sean impuestas más y más medidas contrarias a la voluntad general. Los gestores han de estar a nuestro servicio y no a la inversa.
Aboco por abolir las elecciones, no más votaciones inservibles. Propugno un Parlamento que se conforme con uno o dos representantes de cada fuerza política, legítimamente constituida, en el territorio español. De esta forma estarían representadas todas las ideologías y tendrían que hacer política. Además se evitarían las costosas campañas electorales, las engañosas financiaciones de partido, la lucha de poder como principal objetivo y el agradecimiento continúo al sector financiero-bancario por la condonación de la deuda de partido. Todos tendrían el mismo peso por lo que estarían condenados a debatir y a consensuar entre todos.
Otros muchos refieren que el sistema ha der reformado, pero pienso que a veces es más fácil y menos costoso hacer una casa nueva, que reformar una casa en ruina, que es como se encuentra nuestro actual sistema político, económico, financiero, judicial, etc.
La clase política, la justicia y la tendencia ambiciosa a las mayorías absolutas, ni nos sirven, ni interesa al objetivo general de conseguir mayor bienestar social. El juego de la política con la justicia y la connivencia entre ambos, tiene la aspiración de mantener sometida a la población, apaciguada dentro de los límites que ellos establecen, y por supuesto nos ignoran y desoyen nuestras peticiones, mientras dan gusto al poder del dinero.
La justicia nombrada por los políticos, no tiene independencia, se debe a ellos, no puede actuar objetivamente, y parece que tuviera que estar pidiendo permiso para poder juzgar ciertos casos y para la profundidad a la que deban hacerlo. Hay excepciones como la jueza Alaya en Andalucía, todo un ejemplo a seguir.
Los políticos actuales no gobiernan, se pasan el tiempo buscando errores en sus contrarios, para descalificarlos en su carrera por el poder, tratando continuamente de desbancar al otro. Esta tarea les ocupa tanto tiempo que se olvida de cumplir con su cometido, con su obligación, la consecución del bienestar general.

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