sábado, 28 de noviembre de 2015

APRENDER A GESTIONARSE

                                                         Imagen: lunarias.bligoo.com



Tenemos que cuidar más el estar quejándonos constantemente, pues esto no nos conduce a ninguna parte. Sobre todo, debemos cuidar más no estar vertiendo nuestras quejas sobre los demás. Hablemos de cosas constructivas y positivas, razonemos y demos la vuelta a las situaciones, seguro que se puede buscar el lado bueno de las cosas.
Lo inevitable, ya la propia palabra lo dice, no tenemos más narices que pasar por ello, pero no lo alimentemos, no nos detengamos más de lo preciso en ello. Vivámoslo y pasemos a lo siguiente, pues no merece la pena que perdamos el tiempo en lamentarnos.
En esto debemos ser más expeditivos o prácticos, como cada uno lo entienda, y nunca olvidemos que si el problema tiene solución, para qué nos vamos a preocupar. Y si el problema no tiene solución, igualmente, para qué nos vamos a preocupar. ¿Vamos a adelantar algo con preocuparnos?, ¿somos mejores por ello, o somos más idiotas? Hay que reflexionar este asunto.
La vida tiene contratiempos que una vez llegan no hay más remedio que abordarlos, actuar y seguir adelante. No veo otra forma de hacerlo. ¿Para qué nos vamos a complicar más? Muchas veces nos enredamos en la historia y agravamos la situación, la vivimos colmada de dramatismo, contagiando a los de alrededor. Nos enojamos, lo personalizamos y con ello conseguimos dejarlo todo a nivel del ego. Al final, todos se sienten mal. ¿Hemos subsanado algo? Nada, solo hemos creado un clima de tensión y malestar. Por eso, debemos ser más cautos y reflexivos, en lugar de ser tan impulsivos.
A nadie le pasa nada y todos nos indisponemos mentalmente, porque dejamos que nuestra mente pulule libremente y produzca los pensamientos que ella quiere, no los que desearíamos nosotros. Podemos sentirnos perfectamente, y si vivimos una situación, veremos que nuestra mente enseguida fabrica un pensamiento o muchos pensamientos alarmistas o catastrofistas, y nos indisponemos. Esto es lo que debemos evitar, mirando de otra manera lo que sucede, actuando y confiando más en nosotros, no permitiendo que nuestras mentes divaguen a su antojo. En los momentos difíciles algo en nosotros sabe cómo debemos actuar, sentirse profundamente y ponerse en marcha, en vez de consumirse con la charlatanería de la cabeza.
Ya sé que somos personas y tenemos sentimientos, nadie trata de no vivirlos o anularlos, pero solo lo necesario, sin añadir palos a la candela, que es lo que solemos hacer. Hay que comprender lo que es inevitable, lo que ya ha llegado y, sobretodo, lo que no depende de nosotros, ¿nos vale en esos momentos perder la calma? Para nada, no nos ayuda en absoluto, al contrario, lo pasamos mal y lo peor que nos vamos contagiando y nos convertimos en un mar de lágrimas, queja y pesimismo, que no van a ningún sitio y no aportan nada positivo.
Sé que lo vamos a conseguir, que todos podemos dar un pequeño giro en nuestro comportamiento que nos va a ayudar enormemente. Comencemos observándonos en los pequeños detalles, en nuestra forma de digerirlos, y llegaremos a saber gestionar los grandes asuntos.

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